Defendiendo a
Dina: la falacia ad hominem
Una falacia es, simplemente, un engaño, una mentira, una farsa.
La categoría ad hominem significa algo que está dirigido contra el
hombre. Una falacia ad hominem es una farsa que ataca al hombre y no a sus argumentos.
Busca descalificar al oponente, no yendo contra sus ideas o planteamientos,
sino descalificándolo. O, contaminando aún más, buscando desviar la atención hacia
el terreno de la amenaza, del hecho catastrófico. Por ejemplo, si alguien defiende
un proyecto de ley, en lugar de debatir sobre sus argumentos, se le descalifica
llamándolo desordenado, indisciplinado o borracho o, si alguien defiende una
propuesta, responder que si se acepta la misma la situación será peor, un
desastre. Todo vale con tal de desviar la atención.
La falacia ad hominem se ha convertido en el principal
instrumento de batalla de los escuderos de Dina Boluarte. Los que la justifican
por todo. Si alguien condena las joyas de la presidenta se le acusa de caviar.
Si se dice que la inmoralidad justifica la vacancia presidencial se le sindica
como enemigo de la institucionalidad. Si uno osa decir que el clima de
deterioro es de tal magnitud que lo mejor para el país es el adelanto de
elecciones a uno se le acusa de querer el adelanto “para postular” o ser parte
del “eje del mal” o, peor aún, que la situación será peor pues se elegirá a una
calamidad.
Eso sucede porque los defensores de Dina Boluarte no tienen
argumentos para ocultar su evidente complicidad. Tienen que recurrir a la
falacia ad hominem para poner a la defensiva o desviar la atención de
los hechos concretos que abruman a la presidencia. Esos hechos concretos, que
son posesión de joyas y relojes por centenas de miles de dólares, cuentas bancarias
por millones de soles, incompetencia en la gestión, o indicios de
enriquecimiento ilícito tratan de ser desviados atacándose a la persona o
dibujando en el futuro escenarios de catástrofe. Uno se convierte en
terrorista, golpista, caviar, anti institucionalista, parte del eje del mal o causante
de un triunfo electoral antisitema. Obviamente a esta confusión se prestan los diversos
medios de comunicación cargados de analistas o abogados que todo lo ven desde
el punto de vista teórico o jurídico cuando el problema es eminentemente
político.
Soy de los que piensa que lo mejor para el país es el
adelanto de elecciones y que la pregunta que debemos plantearnos es si el país
podrá resistir dos años y medio más en esta situación. En lo personal pienso
que no. El nivel de deterioro será muy grave de llegar al 2026. Y antes de
pensar en términos de izquierda o derecha analicemos el asunto con más
profundidad y pensemos en relación a la , supervivencia del Estado ahora
amenazado por la delincuencia organizada, el narcotráfico y otros graves
problemas que afectan a nuestra sociedad. En el 2026 puede ser demasiado tarde.
Y la forma como llegue el país a ese año, si es que no se hace nada, será
responsabilidad del elenco político, mediático y empresarial actual.
Juan
Sheput
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