Corrupción, gran ausente
Desde el año 2001 hasta la última
elección, el tema principal de campaña de los candidatos presidenciales era el
de la lucha contra la corrupción. Alejandro Toledo lo tuvo como mantra en cada
encuentro que realizaba con la población; luego Ollanta Humala lo hizo propio
en las campañas del 2006 y del 2011, y eran en cierta medida, un acierto pues
permitía una sintonía con las exigencias de la Nación. Con menor énfasis, otros
candidatos hacían lo propio. Allí tenemos el recuerdo del finado presidente
Valentín Paniagua o del mismo Pedro Pablo Kuzcynski y el mismo Alejandro Toledo
en la campaña del 2011. En estos días el discurso anticorrupción es prohibido
en el lenguaje de los candidatos presidenciales. Sea por amiguismo con el
gobierno, por los escándalos en que están inmersos ellos mismos o por
investigaciones en curso, este tema no es tratado con profundidad ni mucho
menos es un eje de campaña.
Eso es dramático. En un contexto
en que el presidente Humala y su esposa, inquilinos precarios de Palacio de
Gobierno, están ahogados en indicios de gran corrupción, no existe agrupación
política que cuestione con seriedad este tema y prometa una fumigación del
Ministerio Público y del Poder Judicial, así como una investigación a fondo.
Los candidatos prefieren hablar del Fenómeno El Niño, o de la seguridad o de la
economía, que siendo importantes son afectados por la marcha corrupta de la
gestión del país. Las famosas cuerdas separadas, esas que separaban economía de
política, hoy se intersectan, generando problemas de gestión y, peor aún, de
deterioro de la institucionalidad. El daño que está haciendo el presidente
Humala, no tiene precedente en este siglo y es de los peores de toda nuestra
historia.
Por eso mismo es penoso que uno
de los síntomas del deterioro moral que padecemos sea que ni uno de los
candidatos tenga como eje la lucha contra la corrupción. Ni siquiera la
izquierda, a quien las empresas constructoras brasileñas y las menciones a sus
mecenas en las libretas de Nadine Heredia, también la ha convertido en vulnerable,
tanto así que prefieren el silencio.
Juan Sheput
Este artículo se publicó hoy en el diario Exitosa Noticias
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