lunes, 21 de septiembre de 2015

La política no juega a los dados

Tomo prestada de Albert Einstein una de sus legendarias frases para cambiar un par de sus palabras y hablar de la importancia de entender que nuestros hechos de hoy son portadores de futuro. Albert Einstein hablaba de la importancia de las acciones en el Universo y decía que, en relación a este, Dios no jugaba a los dados. Casi un siglo después Stephen Hawking, le agregaba un signo de interrogación ¿Dios juega a los dados? Indicando que cada instante del Universo es consecuencia de todo lo que pasó y, a su vez, origen de lo que pasará. En Prospectiva se utiliza mucho este razonamiento, sobre la base de lo que significa la gerencia del futuro. Es por ello que se puede señalar que, en función de los hechos actuales, se puede construir un escenario prospectivo sobre qué es lo que nos espera en la Política.
Si el Congreso hubiera procedido a cambiar las reglas de juego, a través de modificaciones en la Ley de Partidos Políticos, la democracia interna, el voto preferencial, el financiamiento público, las fechas de elección de autoridades, la duración del periodo presidencial y parlamentario y otros cambios importantes, podríamos estar ahora discutiendo sobre los efectos que esta reforma política podría tener en el próximo proceso electoral. Pero no, no ha habido mayores cambios, y si los ha habido es para peor. Se anticipó esta situación, que no es exclusiva responsabilidad de los congresistas, sino también de los partidos políticos, los organismos electorales, las argollas académicas  y –cómo no- los organismos de la sociedad civil. Lo que hoy se ha venido a llamar como la contrarreforma que, según los politólogos entusiastas de hacerla a cómo dé lugar, ha devenido en una involución de la estructura encontrada, no trae nada alentador.
Los hechos de hoy son los elementos que inciden en nuestro futuro. Y los hechos actuales han traído un conjunto disperso y criticable de cambios de reglas políticas en el parlamento. No esperemos por tanto un Congreso de mejor calidad ni un gobierno que haga de sus promesas de campaña fuente de políticas públicas. Tampoco bancadas parlamentarias que planteen agendas únicas sino tantas como miembros tienen. Obviamente, como están las cosas, en el futuro Congreso no faltarán los representantes activos de poderes fácticos y delincuenciales. Nada sustancial ha cambiado, por tanto el futuro político del país tiene en el  escenario pesimista al que mayores posibilidades de concretarse posee.

Ni Dios ni El Universo juegan a los dados. La política tampoco. Por eso no nos escandalicemos cuando luego del 28 de Julio del próximo año volvamos a repetir las frases “este es el peor Congreso de todos los tiempos” o “la política cada vez es más mediocre”. Si no lo cree piense en que una de las medidas que se ha aprobado es elevar el porcentaje de invitados de 20 a 25%. Bienvenidos los advenedizos que llegan con su “pan bajo el brazo” a los partidos y desplazan a los militantes de toda la vida. Lo más gracioso de todo es que luego estos oportunistas sin biografía ni trayectoria  hasta se convierten en precandidatos presidenciales…y gozan del apoyo de cierta prensa.


Juan Sheput

Artículo publicado en la revista Velaverde

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