¿Por cuerdas
separadas?
No deja de llamarme la atención
la reacción condenatoria de cierto sector de la clase política y empresarial a
lo señalado por el congresista Abugattás en el sentido que la relación
comercial entre ambos países puede revisarse. Es una opción válida y, teniendo
en cuenta que en el nauseabundo tema del comprobado espionaje chileno a nuestro
país hay un componente empresarial, pues es un tema que no debemos descartar.
Los argumentos en pro de esa
medida son varios y ninguno tiene que ver con una posición chauvinista o
patriotera. Desde hace un buen tiempo, de nuestra parte, sólo ha habido gestos
de buena voluntad hacia Chile los cuales podemos mencionar. Tenemos una
Constitución que es la única en América Latina que iguala la inversión nacional
con la extranjera. El Tratado de Libre Comercio con Chile no fue revisado por
nuestro Congreso (en tanto en el país del sur sí lo fue) amañando su aprobación
bajo la figura de un acuerdo comercial. En nuestro país, por impulso del
gobierno actual, se viene construyendo un gasoducto cuyo principal cliente será
Chile, lo cual ha generado rechazo en toda la macroregión sur conformada por
Cusco, Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna. Por otro lado los chilenos han hecho
de las prácticas monopólicas u oligopólicas una nefasta costumbre en nuestro
país, situación que no podrían hacer en el propio, sin que nuestras autoridades
digan algo. Las cosas tienen que quedar bien en claro: si alguien se perjudica
con el enfriamiento de las relaciones comerciales ese país es Chile.
Ante los reclamos de no tocar el
vínculo comercial con Chile porque se podría perjudicar nuestra economía habría
que decirles que no es cierto. Es un tema que bien se puede discutir sin que
nadie tenga por qué molestarse por ello. Es un gesto soberano y digno, propio
de un país que permanentemente se ve afectado por actitudes hostiles y poco
amistosas como el espionaje chileno, que ya ha devenido en sistemático y continuo.
Hay razones para manifestar
nuestra indignación. Los gestos de indiferencia o los señalamientos sureños en
el sentido que el presidente Humala viene sobrereaccionando son simplemente
inaceptables. Verán que no es una sobreactuación o exageración cuando se
plantee el congelamiento de acciones en la Alianza del Pacífico, la revisión
del Tratado de Libre Comercio o se les deje de dar tantas facilidades a
inversionistas sureños a los cuáles, en la práctica, se les ha entregado
ingenuamente nuestro mercado.
Juan Sheput
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