Lavado de dinero se desborda
Lo que acaban de leer como
encabezado fue el titular en primera plana del excelente diario de negocios
Gestión de hace tan sólo 2 días. En la misma página, desarrollando la noticia, indica que el monto investigado de dinero de
origen ilegal se habría incrementado en 287% en solo un año, lo que llevaría a que la Superintendencia de
Banca y Seguros plantee mayores controles en transacciones y casas de cambio.
El fin de semana Cuarto Poder
sacó un informe sobre la reapertura en la Fiscalía de una investigación en
contra de Nadine Heredia, esposa del presidente Ollanta Humala, por lavado de
dinero. Se le investiga por depósitos sospechosos, pequeños para evadir los
controles, tipo depósitos hormiga, hasta por 215.000 dólares americanos, los
cuáles fueron efectuados por familiares que no cuentan con los recursos económicos
suficientes para hacerlos.
Ante ello la respuesta del
gobierno, encabezado por Ollanta Humala y de sus congresistas ha sido “es un
refrito”, “eso ya se vio”, “se ha politizado” y otras menudencias por el
estilo. Tratan de descalificar al mensaje y los mensajeros y también a los que
plantean una investigación. No se preocupan de dar respuestas porque
seguramente no las tienen, empezando una controversia cuando lo que corresponde
a un presidente es ponerse del lado de la Ley y de ser abierto a cualquier tipo
de indagación.
Con su actitud el presidente le
da un duro golpe a la lucha contra la corrupción y con su misma acción sabotea,
de manera directa, los esfuerzos que vienen dando las organizaciones
correspondientes en la lucha contra el lavado de activos. No se trata aquí de
practicar la política del avestruz negándose a ver lo evidente sino de dar el
ejemplo desde la más alta investidura del Estado, la del presidente de la
República.
En este proceso juega un papel
importante la Procuraduría y la Fiscalía de la Nación. Al frente de esta está
un hombre probo y por lo tanto inmune a las presiones políticas tan comunes en
los que tienen cola para pisar. El Fiscal Pablo Sánchez es garantía de un
proceso objetivo y necesario pues no se puede permitir que la política sirva
para “enriquecer la vida” de advenedizos que con el pretexto de querer impulsar
el “gran cambio” sólo tienen modificaciones pero en su status de vida familiar.
Juan Sheput
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