lunes, 8 de diciembre de 2014

Enredados en su laberinto

Enredados en su laberinto
Si alguien dudaba respecto de la capacidad política del gobierno para enfrentar situaciones difíciles, luego de la presencia en medios del ministro de Justicia y el consejero presidencial Eduardo Roy Gates, les debe quedar muy claro que la pericia política no es precisamente una de las fortalezas de la actual administración. La pérdida de compostura del ministro de Justicia, lanzando frases agresivas y despidiendo a la procuradora Yeni Vilcatoma por televisión demuestra, por decir lo menos que el gobierno está muy nervioso por los casos que involucran a Martín Belaúnde Lossio y a Carlos Álvarez en la “Centralita”.
A ello se debe agregar que no hay una coordinación mínima y mucho menos liderazgo en el gabinete. Si la pareja presidencial pierde la calma y envía allegados a averiguar respecto a su situación, quien debería actuar con la frialdad del caso es la premier Ana Jara. Es cierto que a estas alturas siendo varios los indicios, no hay señales concretas que apunten a los niveles más altos del gobierno. Pero es casualmente por esta situación que se debe actuar con respeto a las normas y con la frialdad que debe ser atributo de quiénes gobiernan y dicen tener la razón. Sin embargo, como consecuencia de la pésima performance mediática de ministros, consejeros y parlamentarios, hoy tenemos como consecuencia a un gobierno acorralado por acusaciones y desmentidos y a una opinión pública que percibe que la lucha contra la corrupción ha quedado de lado y que quien la representaba, la procuradora Yeni Vilcatoma, es defenestrada.
El gobierno y los congresistas oficialistas locuaces parecen no entender lo que está pasando. Durante meses hemos sido testigos de las redes de corrupción que han envenenado el clima político en el país. En lugar de hacer un claro deslinde e impulsar claras acciones en contra de los involucrados, el gobierno ha optado por ingresar en un proceso de contradicciones y acciones que denotan no sólo un alto grado de preocupación sino hasta una doble medida en lo que a la lucha contra la corrupción se refiere.
Se equivocan quienes piensan que las fiestas de fin de año desviarán la atención de este escándalo de gravedad. Si algo se ha demostrado en los últimos tiempos es que las fiestas navideñas o de nuevo año no constituyen una tregua política. Y si a ello le agregamos el inicio de un año electoral, pues no esperemos tiempos de calma sino todo lo contrario.
Juan Sheput

Artículo publicado en Diario Uno el 9 de octubre del 2014


1 comentario:

Anónimo dijo...

ollanta pensó que por pasearse por el Perú inaugurando obras materiales en su mayoría era la mejor manera de gobernar el país y conectarse con la población, de hecho en algo lo favoreció pero no es lo que un país necesite como lo mas importante de su gobernante, en adición desgobierna con su conducta militar en decisiones que toma y las declaraciones impensadas que versa ante la opinión publica, sin embargo en el encaja perfecto esa frase coloquial que dice: "Sargento ¿cuanto es 2+2?, in iso facto el sargento responde 3 mi capitán, muy bien bruto pero rápido siga adelante.

En ese sentido este desgobierno bicefalo ha sido originado al ser conducido por dos cabezas de distintos perfiles, una que impuso un corte de cuartel castrense donde las ordenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones porque el único responsable es el superior que la impone, y otra cabeza preocupada en sus figuretismos, y desvarios comentarios, para darse a conocer como gobernante y crema y nata de una sociedad clasista.
Esta combinación genero como consecuencia una total falta de lederazgo con poderes paralelos totalmente descoordinados y que los ha llevado al fracaso, resaltando que ninguna de estas dos cabezas tienen el mas mínimo concepto de lo que es gobernar un país y menos la capacidad y liderazgo para conducirlo hacia por el bienestar general de la poblacion.


ATTE. FRANCISCO TORRES