Durante años he asistido a seminarios y encuentros patrocinados por Transparencia, Idea Internacional y la Universidad Católica. Todos ellos tenían como factor común la defensa y promoción del fuero político. Entusiastas defensores de la importancia de la política eran Rafael Roncagliolo y el excongresista Henry Pease, funcionarios ligados a dichas organizaciones.
Me sorprende cómo ambas personas han cambiado, desde su posición oficialista, de opinión. El señor Rafael Roncagliolo, ahora Canciller, exhorta públicamente a que los congresistas no asistan a la fase oral que se inicia en unos días en el Tribunal Internacional de La Haya. El señor Henry Pease, excandidato también al Congreso y responsable del área de Ciencia Política de la Universidad Católica, el día de hoy en Ideele Radio ha dado una serie de declaraciones que no contribuye en nada a la recuperación de la política. Es una lástima, ambos han perdido una gran oportunidad para rescatar el rol del Congreso, la acción política directa, simbólica cuando no declarativa y de esa manera reencontrarla con la ciudadanía. Ambos han preferido ponerse a la defensiva, cuestión distinta a la que viene ocurriendo en Chile en donde hasta los expresidentes han tenido una posición política y pública clarísima en las últimas horas.
La estrategia chilena es evidente. Quieren diferenciarse de Colombia que se mantuvo rígida y confiada en el fallo que ahora, según ellos, les resultó adverso en el Tribunal de La Haya. Por eso los expresidentes, senadores y diputados chilenos hacen declaraciones corteses pero sin ambigüedades dirigidas fundamentalmente a la Corte. No se confían en el trabajo de sus abogados y lobistas. Hacen que la política cumpla su función.
En nuestro país no es así. En actitud poco diplomática el Canciller Roncagliolo le pide públicamente a los congresistas que no vayan a La Haya, uniéndose Henry Pease diciendo que no van a hacer nada y hasta Enrique Bernales señalando que si van que se contenten con ser convidados de piedra. No se desde que altar hablan estos tres personajes, pero de que le hacen un daño tremendo a la política y demuestran incoherencia con sus prédicas y su paso por facultades y oenegés, es una realidad. No entiendo el criterio con que anticipan opinión y señalan que los congresistas van a cumplir un rol deplorable, como si de colegiales se tratara. Gran daño que causan a la institucionalidad en el país.
Me pregunto ¿La actitud de Rafael Roncagliolo y de Henry Pease sería la misma si estuviera uno en IDEA y el otro en el Congreso? Pues creo que no. Una vez más la poca dimensión y visión de los que tienen responsabilidades en el país se unen para empantanar más a la política de fuste.
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