El tema de la controversia marítima que Perú y Chile están dirimiendo en La Haya ha empezado a calentarse, de seguro con el acicate de los resultados que el tribunal internacional ha presentado en el caso Nicaragua - Colombia. Chile, anticipando un probable resultado distinto al que esperaban, ha iniciado una campaña política que busca presionar al tribunal, lo cual se corrobora con las recientes declaraciones de un grupo de expresidentes. Sobre ello he escrito en la columna siguiente:
La política como expresión de unidad
Confiados en la fortaleza de
nuestros argumentos, en el pasado conflicto con el Ecuador, en la llamada
Guerra del Cenepa, el Perú decidió en
una primera etapa guardar silencio.
Replegado diplomáticamente por decisión del gobierno de Fujimori, se
abandonó el frente mediático, aquel que formaba opinión en el mundo, situación
que Ecuador supo aprovechar muy bien. Meses después, tratando de recuperar terreno, el Perú envió misiones
diplomáticas a diversos lugares para explicar nuestra posición pero ya era muy
tarde: Ecuador había dominado el frente externo, el que está lejos de las
armas, había ganado en la formación de
opinión.
El día de ayer se han reunido los
expresidentes de Chile por invitación del presidente Piñera. Lo han hecho con
el ánimo de transmitir la solidez de la posición sureña, amparada según ellos
en tratados que desde nuestro de punto de vista no existen. Han hecho
declaraciones políticas y en cierta medida amenazantes contra el Tribunal de La
Haya. Entre otras han indicado que los fallos salomónicos (léase buscando
satisfacer las dos posiciones) no sirven y que sólo aceptarán fallos de acuerdo
a Derecho, como es obvio al derecho según el entender del país del Sur.
Las declaraciones de los expresidentes
chilenos son parte de una escalada política a pocos días del inicio de la fase
oral en el Tribunal de La Haya. Se unen así a las agresivas declaraciones del
diputado Jorge Tarud, que dicho sea de paso, jamás han sido cuestionadas por el
establecimiento chileno. En ese sentido, en el uso de la política, podría
asegurar que hay otra dinámica y mayor
iniciativa en Chile.
Cosa contraria sucede en
nuestro país. Desde el gobierno de
Fujimori hay una satanización creciente de la política y una santificación del
mercado y los poderes fácticos. La política es marginada por criterios
inentendibles. El Canciller Rafael Roncagliolo por ejemplo acaba de señalar que
es peligrosa una politización del tema y que por ello un grupo de congresistas
no debe viajar a Europa. Nos preguntamos ¿puede haber algo más político que la
declaración conjunta de los expresidentes de Chile, uno de ellos, Frei, senador
en ejercicio, presionando a La Haya?
Es sorprendente que no entendamos
el papel de la política en circunstancias como esta, en la cual la solidez de
un país alrededor de nuestra posición se tiene que mostrar institucionalmente,
a través de sus representantes, en este caso los congresistas. Si al presidente
Humala no se le ha ocurrido invitar a los expresidentes del
Perú a pesar que hay una línea de continuidad en este tema que se
remonta al año 2004, durante el gobierno de Alejandro Toledo, pues se debe
dejar actuar a la representación nacional, la cual está en el Congreso expresando
el sentir de millones de peruanos que la
eligió.
Este es el momento de la gran
política, no de la farandulera, esa que muestra su rostro real detrás de
cámaras y avergüenza. Los congresistas están en su derecho si deciden viajar a
La Haya. El sentido de unidad de nuestro país lo agradecería.
Juan Sheput.
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