No es primera vez que desde distintas arenas, académicas,
empresariales, mediáticas o políticas se alaba el desempeño de nuestra
economía. Sobre la base de las cifras de cortísimo plazo, y sin ningún tipo de
prospectiva económica o simple proyección se asegura que vamos por el mejor de
los mundos y que “los fundamentos de nuestra economía” son inmejorables.
Valdría ser un poco más realista. No es primera vez que estamos así. Si hay
crecimiento es porque nuestros minerales gozan de un ciclo excepcional de
precios y porque el crecimiento de China e India apremia por más alimentos que
presionan sobre nuestra oferta de productos agrícolas. Si a eso le agregamos un
consumo interno basado en tarjetas de crédito y un sector construcción
dinámico, fundamentalmente por leyes y supervisión permisiva, todo ello
configura un crecimiento económico, que desde mi punto de vista no tiene nada
de sólido.
Va a ser muy difícil que lleguemos a ser un país desarrollado
con tan poca institucionalidad y cero reformas. Sí, cero. Porque llamar “reformas”
a disminuir los días para abrir un negocio o incorporar más burócratas como
gerentes del aparato público es un engaña muchachos. Tenemos una economía débil
en su base porque tenemos un pésimo sistema educativo, una inexistente
institucionalidad, una corrupción que marcha viento en popa y un sistema
laboral rígido que nos quita cada día competitividad. Y sobre ninguno de estos
temas se está haciendo nada en realidad.
Como no hay prospectiva y en el CEPLAN hay personal
improvisado vinculado al Ministro de Economía, no sabemos a dónde ir. No
tenemos escenarios apuesta, navegamos sobre el día a día, según el rumbo del
viento. Y en ese sentido, sobre el mar de la mediocridad y con piloto
automático en el barco, no nos damos cuenta que estamos en medio de la niebla
de una de los peores sistemas educativos
del continente. A pesar del esfuerzo de poquísimas universidades, no
calificamos en ningún ranking que tenga que ver con las mejores universidades
del Mundo. Estamos produciendo profesionales que no están a la altura de las
exigencias de una sociedad que exige conocimiento.
En América Latina hay cuatro países que destacan: Brasil,
México, Colombia y Chile. Son las cuatro economías más importantes de la
región. Según el ranking que analicemos dichos países tienen por lo menos una
universidad entre las 500 mejores del Mundo. Si se trata del ranking del Times,
dentro de las 400 mejores sólo aparecen tres latinoamericanas: dos brasileñas y
una colombiana. Del resto nada, mucho menos nuestro país que ni siquiera coloca
una universidad entre las mil mejores universidades del mundo.
Así no vamos a llegar a ninguna parte. Investigar e innovar
exige de la tenencia de una masa crítica de talento que hoy no tenemos. Se
desprecia la matemática, la física, la química, la biología. Se privilegia el
derecho y la psicología. Así, sin dirección ni objetivos, no vamos a llegar a
ningún lugar. Al igual que en la época del guano o del caucho, como decía
Basadre, estamos viviendo una prosperidad falaz.
Y sin embargo se aplaude la mediocridad en tanto esta sea
buena para generar, una vez más, riqueza pasajera de corto plazo.
Juan Sheput
Artículo publicado hoy en Diario 16
2 comentarios:
de que nos serviria tener un TLC con el parlamento europeo , si no tenemos trabajadores ni empresas competentes.
de que nos serviria tener un TLC con el parlamento europeo si no tenemos trabajadores ni empresas competentes , mucho menos leyes que nos ayuden a asegurar una economia estable en nuestra sociedad.
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