Si por esto no nos indignamos después no nos quejemos. El gobierno está llegando a situaciones inaceptables, en el cual el show mediático, la manipulación de los hechos, todo está hecho en función de la búsqueda de la popularidad de la llamada "pareja presidencial". La imagen de la Ministra de la Mujer Ana Jara y de la esposa del presidente Humala, Nadine Heredia, cargando a dos niños al borde de las escalinatas de un avión, es el símbolo de lo que constituye un burdo acto de manipulación, una pésima operación militar y el desprecio del gobierno por los olvidados y marginados de siempre.
No dijimos nada cuando un grupo de mineros, recientemente rescatados del derrumbe de una mina, fueron retenidos absurdamente hasta que llegara Ollanta Humala. Igual sucedió con los trabajadores secuestrados de la empresa Techint que fueron retenidos en un hotel e impedidos de ver a sus familiares hasta que llegara el presidente para la foto oficial. Igual sucede con el rescate de los "pioneritos" que suceden muy oportunamente, cada vez que el gobierno estaba en problemas. Y recientemente el asesinato de una niña de 8 años y el secuestro de dos criaturas para vendernos la idea que han sido rescatados de Sendero Luminoso.
El gobierno nos miente de una manera descarada. Y eso no se debe permitir. Es lamentable el papel de la oposición, incluyendo a Perú Posible, en este caso pues es incapaz de unirse para censurar a estos dos ministros, Pedraza y Cateriano, de Interior y Defensa respectivamente, por su notoria incapacidad para ocupar el cargo de ministros. Ambos tienen responsabilidad política en este tema al igual que la Ministra Ana Jara, que dice desconocer los detalles sin embargo no es primera vez que se presta a este juego manipulatorio. Ya lo hizo antes con el tema de los mineros retenidos indebidamente.
Recientemente una publicación, que aquí presentamos, indica que la niña Soraida Caso Asparrín, fue asesinada de un balazo en la espalda y luego arrastrada hacia unos matorrales, pues presenta heridas y laceraciones, lo cual derriba el argumento de que no se sabía que había una niña fallecida. Esta situación no puede quedar así. Cuando se llega al extremo de asesinar, desde el Estado, la situación es intolerable.
Cadáver presenta laceraciones pues habría sido arrastrado a un arbusto y luego arrojado a una zanja. Testigo asegura que fuerzas del orden dispararon a discreción. Según necropsia, se desconoce origen de proyectil mortal.
Hasta en tres ocasiones el ministro de Defensa, Pedro Cateriano, negó ayer que tras el operativo de las fuerzas combinadas en Ranrapata, distrito de Santo Domingo de Acobamba (Huancayo-Junín), el gobierno haya tratado de ocultar el deceso de la niñaSoraida Caso Asparrín (9).
Aseguró que confirmaron el hecho el lunes en la noche tras la denuncia del alcalde de Santo Domingo de Acobamba, Jorge Aparicio Camarena.
Pero ayer, tras la conferencia de diversas autoridades en la ciudad de Huancayo, el juez de Paz de la comunidad campesina de Huancamayo, Cipriano Calderón Pizarro, quien participó en el levantamiento del cuerpo por orden de la Fiscalía, dejó en claro que alguien esconde algunas verdades.
Ante periodistas de esa ciudad Calderón afirmó que el cuerpo de la menor fue arrastrado cincuenta metros hacia unos arbustos –aparentemente– con la intención de ocultarlo y luego arrojarlo a una zanja.
Así también consta en el Acta de Levantamiento del cadáver, escrita a puño ante otras cinco autoridades de la zona, que indica que cuando hallaron a la niña, en un sitio llamado Paucarpampa, presentaba "signos de violencia, herida de bala en el tórax, arrastre de sangre en la escena y (en el) cuerpo"; así como golpes y heridas en la nariz, laceraciones y heridas en los dedos.
Esto último fue corroborado por el protocolo de la Necropsia de Ley Nº 30083-2012, efectuada ayer en un tiempo récord de una hora, según el cual el cuerpo presenta escoriaciones, fisuras y cortes en la palma derecha.
Luego agregan, sin afirmarlo, que pudo lesionarse la mano al momento de la caída tras recibir la bala.
En dicha conferencia, el primo de la menor, Rodrigo Véliz Caso, aseguró que testigos de los hechos vieron cómo los militares ingresaron al centro poblado disparando a discreción, y un proyectil impactó en la espalda de Soraida, que corría asustada por una chacra.
Allí también el burgomaestre Jorge Camarena reiteró que César Caso (padre de Soraida), su esposa Aquila Paucarcaja Vega (28) y sus tres menores hijos forman parte de la comunidad agrícola de Ranrapata y no tienen vinculación subversiva. Tanto es así, dijo el alcalde, que hoy los maestros y el director del colegio de Ranrapata, al que acudían la niña fallecida y uno de sus hermanitos, realizarán una conferencia de prensa para reconfirmar que ellos nunca estuvieron cautivos por las huestes senderistas.
"Las autoridades pedimos que se investigue y se llegue al fondo del asunto", recalcó.
Justamente, el Defensor del Pueblo (e) Eduardo Vega remitió un oficio al titular de Defensa en el que solicita el esclarecimiento de estas versiones respecto a un hecho tan grave. Igualmente cursa una misiva a la titular de la Mujer, Ana Jara, a fin de que brinde información detallada respecto de la situación de salud, jurídica y familiar de Aquila y sus hijos.
Incluso la misma titular de la Mujer reiteró desde el Cusco que sus pares de Defensa,Pedro Cateriano, y del Interior, Wilfredo Pedraza, deben dar las explicaciones del caso, pues ella al acoger a la madre y a sus hijos "actuó de buena fe".
En tanto, los involucrados, Cateriano y Pedraza, intentaron explicar en Palacio de Gobierno cómo se desarrolló el operativo en Ranrapata y solo generaron más dudas.
Para empezar, Cateriano desmintió el Comunicado N° 25 del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas que señalaba que durante el operativo hubo presencia de personal del Ministerio Público; y agregó que el objetivo de la operación era rescatar a un grupo de niños que estaban cautivos por los terroristas, pero un perro alertó al "camarada Óscar", que se encontraba en la vivienda de la familia Caso con otros terroristas, y que este disparó de manera indiscriminada contra la fuerzas combinadas que repelieron el ataque.
Pero también dijo, luego de asegurar que hubo "una fina labor de inteligencia" en la zona, que la presencia de ese subversivo fue "una sorpresa", lo cual hizo que cambiaran de planes.
Con respecto a quién mató a la niña, indicó que será el Ministerio Público el que esclarezca qué tipo de bala la mató.
Voceros de la Fiscalía corroboraron esas declaraciones y precisaron que, efectivamente, el operativo nunca fue comunicado a la Fiscalía de la Nación y, por lo tanto, ningún representante estuvo presente.
Manifestaron que la fiscal Elaina Aguilar Solórzano tomó conocimiento del hecho cuando se encontraba en la base militar de Pichari, y tras las primeras indagaciones dispuso que Aquila pase a la Unidad de Protección de Víctimas y Testigos, en tanto que sus hijos pasen a la cartera de la Mujer.
"Aquila Paucarcaja no está detenida. Está protegida porque, evidentemente, ella sabe qué ocurrió durante el operativo", dijeron tras señalar que aún no ha brindado declaraciones debido a su estado de severo nerviosismo.
DISPARO INGRESÓ POR SU ESPALDA
Según la necropsia, la muerte fue “por proyectil de arma de fuego de un solo disparo perforante, con orificio de entrada en la parte intercostal izquierda posterior (espalda) y con orificio de salida a la altura del pecho a un cm. de la línea mamaria y a seis de la línea media anterior, presentando herida de 2.3 cm. por 2 cm”. No estima calibre de la bala.
El perito determinó que el disparo se realizó a larga distancia. Al cuerpo también se le practicó un examen de absorción atómica y toxicológico.
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