Todo parece indicar que en esta semana y antes de 28 de Julio, el presidente Ollanta Humala procederá a renovar su gabinete. Es necesario. Una profunda crisis de credibilidad se ha instalado y esa es el problema principal que se tiene que resolver, el de la confianza y credibilidad. Sin ello va a ser difícil que las decisiones se ejecuten en función de la aceptación del pueblo.
Pero para que ello se de primero el presidente Humala debe darse cuenta que el que gobierna es él. He sostenido que uno de los elementos causantes del desconcierto y desorden actual es el papel que desempeña Nadine Heredia, quien sin ninguna experiencia en la gestión pública se entromete, con la aceptación de los ministros, en una serie de asuntos que corresponden a su esposo. Ello genera un fraccionamiento en el proceso de toma de decisiones y los resultados son los que se ve: ministros descoordinados, que no saben a quién obedecer, deterioro de la figura presidencial.
A continuación los dejo con un interesante análisis de Fernando Rospigliosi sobre el tema. En él se pone énfasis que si alguien se respeta no va a aceptar intromisiones en su trabajo. De allí que sea tan difícil para el gobierno conseguir ministros de calidad.
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