Entre la gente traicionada y la sangre derramada
“¿Por qué nos matas presidente,
por qué nos mandas matar?” Era la
pregunta de una pobladora de Espinar que, angustiada, lloraba ante la brutal
represión policial.
“Tú nos prometiste que nos ibas a
proteger de las mineras ¿Por qué nos mandas matar?” Volvía a interrogarse la humilde campesina
que sentía en carne propia la indiferencia y desconocimiento de la realidad por
parte de gobernantes y televidentes en
la capital.
“Hasta la vida de los animales
vale más” era la frase contundente con que culminaba su intervención la misma
pobladora y que bien podría haber sido
parte de un diálogo en “Redoble por Rancas” o “El Mundo es ancho y ajeno”. Era demasiado
para mantenerse indiferente ante lo
visto en el excelente reportaje que Canal N
transmitió ayer durante el programa On Line que conduce Christian
Hudtwalcker.
A toda acción corresponde una
reacción. Un político maduro es capaz de actuar calculando por anticipado la
consecuencia de sus acciones. Ollanta Humala no lo hizo. Prometió defender a
las comunidades indígenas de los abusos de algunas empresas mineras, recibió
los votos por dicha promesa y luego les dio, olímpicamente, la espalda. Antes
de juzgar con ojos limeños ¿Cómo creen que se sienten todos aquellos que
han sido engañados?
En lugar de emprender una
ofensiva política que le permita hacer entender a los marginados de siempre del
porqué de su abandono, el presidente Humala ha optado por seguir la lógica
militarista que le aconsejan su asesor el Coronel Villafuerte y el Comandante
Valdés, ex instructor del presidente Humala y su actual Premier. Con esa lógica se va rumbo al despeñadero y a
la ilegitimidad pues es sinónimo de confrontación y decepción.
Nuevamente por abusar del
lenguaje de las armas, sangre peruana es derramada. Esa sangre siempre es de
los más indefensos. Es la del
suboficial de la Policía que es
abandonado, del oficial del Ejército que protege su pecho con chalecos de
cartón o de los comuneros indignados y engañados. En Espinar hay 4 muertos y decenas de heridos. Una vez más queremos entender con la lógica
limeña la triste realidad de nuestros hermanos de la sierra y selva. Se les
exige que entiendan el estado de emergencia a quiénes viven, por su abandono, en
permanente estado de supervivencia y que votaron por un cambio para dejar atrás
la triste realidad que los envuelve. A
las muertes de hoy le seguirán las detenciones arbitrarias, ya verán.
Es cierto que los problemas no
han nacido hace 10 meses. Pero también es cierto que la situación ha empeorado
entre otras cosas por el incumplimiento de los compromisos de campaña del
presidente Humala. Si existe violencia e indignación es por ello. Y si a eso le
agregamos el desorden con que el gobierno hace frente a este clima de conflicto
habría que recordarle al presidente que la falta de capacidad política en su
gobierno tiene cargo, nombre y apellido: el Premier Oscar Valdés.
Juan Sheput
Artículo publicado hoy en Diario 16
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