Aunque mi posición puede ser parcializada, pues quiero mucho a Bogotá, no deja de llamarme la atención la forma como los ciudadanos colombianos se desenvuelven a pocos días, 17 , de las elecciones presidenciales. No es indiferencia, es un acompañamiento preocupado y educado, sin ofensas ni agravios, con propuestas e ideas, todo distinto a nuestro penoso panorama local.
En primer lugar hay equidad en el trato a los candidatos. Por más que Antanas Mockus y Juan Manuel Santos estén empatados en 34% técnicamente, no son llamados los favoritos de las encuestas y por tanto ostentan el monopolio mediático. En un país de alta cultura cívica como Colombia, todos los candidatos tienen las mismas oportunidades y los medios se esfuerzan por practicar esta equidad. Claro está, en la medida que se acerque el 30 de mayo es obvio que el interés se centrará en los punteros, pero ello es un desenlace natural, no es antidemocrático y forzado como en nuestro Perú, en donde en las elecciones municipales, dos personas, la srta. Flores Nano y el sr. Kouri, focalizan todos los reflectores mediáticos, a pesar que hasta ahora son meramente los portavoces de agravios pues las propuestas vienen del lado de la sra. Villarán o los señores Alegría, Andrade o Luis Iberico. Es un síntoma del círculo mediocre de nuestra realidad en donde el escándalo es la medida que convierte en interesante o no a un candidato.
En segundo lugar parece increíble que la ciudad no esté contaminada de propaganda política. En Colombia, y específicamente en Bogotá, el dinero no manda y por tanto el que lo tenga no puede inundar la ciudad de carteles publicitarios, vallas o gigantografías dando un espectáculo grosero de prepotencia económica. La propaganda es imperceptible, cuando la hay, aún en radio y televisión. El paralelo con nuestra realidad se hace imprescindible y a la vez lamentable cuando vemos como algunos distritos, como Surco por ejemplo, están ya invadidos de propaganda de...!pre candidatos!
En tercer lugar la ciudad si está polarizada y esto viene más por el lado etáreo que del social. Los jóvenes, así como los sectores cultos y universitarios, algunos dicen los institucionalistas también, está cerrada con Mockus. Se nota en la pasión con que hablan de él, al menos en la Nacho (la Universidad Nacional de Colombia) o en la universidad de Los Andes. Otra gran parte del electorado cree en que es necesario un tercer periodo del uribismo para acabar con la guerrilla que ahora se encuentra debilitada. En este grupo están aquellos que conocen los territorios liberados por la FARC o son desplazados de las zonas de guerra, que es como se llama en Colombia a los territorios ocupados por las fuerzas guerrilleras que, como se sabe, están en retirada. Consideran que Juan Manuel Santos será un digno sucesor de Álvaro Uribe y le dará el toque final a la desaparición de la guerrilla.
Escribo este pequeño post como adelanto de lo que observaré en esta visita académica que hago a esta bella ciudad, Bogotá. Como notarán no estoy definiendo todavía mi posición, que la tengo, eso lo haremos más adelante.
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