miércoles, 18 de noviembre de 2009

La respuesta a Chile debe ser contundente

El espionaje chileno tiene antecedentes históricos. Permanentemente nuestro país ha sido agredido por apetitos que vienen del sur. Claro que para estos propósitos ha contado con políticos sin visión geopolítica o que simplemente ignoran que la actitud principal de un gobernante es velar por los sagrados intereses de la patria.
Chile se ha aprovechado de esta falta de visión y, agresivamente, ha invertido en una serie de actividades estratégicas. En paralelo ha estructurado un bloque mediático dispuesto a defender sus empresas en nuestro país, satanizando cualquier tipo de propuesta de revisión. A partir de la economía ha influenciado en la política y se ha llegado a una situación lamentable en que ya peligra la seguridad del Perú.
¿Por qué decimos esto?
Pues miembros de las fuerzas armadas chilenas han declarado que se están armando para defender los intereses chilenos más allá de sus fronteras. Hay pues un propósito desde el más alto nivel que está pendiente de lo que acontece en nuestra patria.
Por ello es necesario revisar nuestra relación con Chile. Especialmente en términos económicos. La política nefasta de nuestra Cancillería de las "cuerdas separadas" ha terminado ahorcada por la traición. En ese sentido el Tratado de Libre Comercio, la compra de tierras agrícolas, la venta de gas y la autorización de operar a bancos con capitales de Chile se debe revisar.
Chile se beneficia económicamente de nuestra generosidad. Con el dinero que gana aquí compra armas, que luego entrega a nuestros enemigos, como sucedió con el Ecuador.
De allí que las declaraciones de Enrique Cornejo, Rafael Rey y Mercedes Araóz, defendiendo las inversiones chilenas demuestren su total ignorancia no sólo de la historia sino de la realidad actual. Declaraciones penosas que quedarán para el registro de lo lamentable.
Coincidimos en ese sentido, en esta oportunidad, con el editorial del diario El Comercio, del cual reproducimos una parte a continuación:
Nuestra actitud debe ser firme y sobre la base de hechos concretos. El Tratado de Libre Comercio con Chile debe ser revisado por el Congreso.

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