Cuando se habla de un cartel de inmediato lo relacionamos con el narcotráfico. Sin embargo un cartel puede ser un conglomerado empresarial, de medios de comunicación, de empresas, de agrupaciones vinculadas a la política. Estos carteles pueden unir esfuerzos para luchar por la protección de sus intereses, no necesariamente coincidente con los intereses de un país y así hacer mucho daño a la competitividad. Es lo que sucede en México donde una mezcla de corrupción y predominio del interés económico por sobre el de la Nación han perjudicado tanto a México que lo han hecho perder competitividad y por ello sufrir mucho en la actual crisis económica.
En Brasil no sucede lo mismo. Es un país que también sufre de enfermedades sociales como la violencia y crueldad, pero tiene una clase política que defiende los intereses del país, sectores económicos pujantes, universidades públicas de primer nivel y un sentido de la geopolítica que demuestra el caracter estratégico que está detrás de las grandes decisiones brasileñas. Brasil es hoy uno de los líderes del Mundo y esperanza de América Latina, títulos que antes ostentaba México.
En nuestro país, Perú, la situación es similar a la mexicana: una clase política de muy bajo nivel, empresarios dedicados a las ganancias cortoplacistas, medios de comunicación que alientan el escandalete, una diplomacia muy mediocre y universidades públicas abandonadas, se confabulan perjudicando nuestra competitividad. Un país tan rico como el Perú no merece una dirigencia tan pobre.
Moisés Naím, el notable intelectual venezolano ha escrito un artículo en El País sobre México y Brasil que califico de estupendo y que recomiendo leer de manera especial. Trata de la forma como se puede afectar la competitividad de un país a partir de los problemas nacionales que se imponen por sobre las políticas de Estado y los intereses nacionales.
Moisés Naím: México no; Brasil sí
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