El gran periodista ya fallecido Manuel D'Ornellas exigía una serie de "cruces" de información antes de dar una noticia como cierta. En momentos en los cuáles el torrente informativo no era como es en la actualidad Don Manuel era un ejemplo de seriedad en el periodismo.
Esa actitud pareciera que se ha perdido o de lo contrario está en vías de extinción. En este tema del robo del pulmón todos los medios de comunicación le hicieron caso a la señora denunciante sin importar lo que dijera la policía. Seguramente, y esto lo digo con realismo, la señora Susan Hoefken, reunía todas las condiciones estéticas que reclama nuestra acomplejada sociedad para dar por cierto, a rajatabla, todo lo que decía.
Si ha habido rebote en el mundo es también por la actitud poco seria del periodismo del Perú de hoy. Un periodismo que en gran parte no hace el deslinde con aquellos que blindan corruptos o que silencian faenones o que se dedican a pedir favores a los gobernantes de turno. Ese mismo periodismo es el que convierte en real lo que es una posibilidad, sin hacer las averiguaciones del caso. Se ha caído en un descrédito generalizado. Nuestra sociedad sufre pues no sólo son políticos los que están mal, también empresarios y -cómo no-periodistas. Si bien es cierto hay excepciones notables en todos esos campos son ahogados por la corrupción y la mediocridad generalizada.
Así que en el asunto del robo del pulmón también asoma la falta de seriedad y afán por el escándalo de gran parte del periodismo de hoy. Para destruir una honra o promover un espectáculo escandaloso es suficiente una declaración. No hay cruce de información y mucho menos investigación. Y cuando hay investigación, como en el caso de los petroaudios, pues sucede que hay medios otoñales que dicen que en aras de la gobernabilidad se ocultará la información.
2 comentarios:
Señor Sheput el dia de hoy en la republica un comentaruista de nombre de la puente lo copia de manera descarada y despues habla de la seriedad de los periodistas.
Señor Sheput:
1. Varias veces he comentado que la prensa, a nivel mundial, se encuentra cumpliendo el nuevo papel que las circunstancias geopolíticas le han impuesto: defender al sistema.
2. Desgraciadamente la etapa expansionista de Estados Unidos ha exigido un cambio drástico en muchas cosas: en nuestra tabla de valores, nuestra forma de entender la política y el rol del periodismo. Desaparecido el "peligro comunista" hacía falta un enemigo que justificara una lucha imperial, y ese enemigo ideal se llama hoy "terrorismo".
3. Lo interesante de éste es que no intenta, como el anterior, implantar un nuevo sistema sino solo destruir el actual. Es la esencia del mal, el caos total. Y ante ello no queda otra cosa que definir las cosas entre: o todo o nada, o blanco o negro, o con el sistema o contra él.
4. La consecuencia de ello no es otra que un "cierrafilas" en torno al Capitalismo y Neoliberalismo como la única forma posible de vida civilizada. Ello lamentablemente implica que es necesario cerrar los ojos ante todo lo malo que pueda haber pues lo que está en juego no es la corrupción sino la supervivencia de "nuestra forma de vida" (como dicen los norteamericanos).
5. Solo así se explica el porqué, en esta reciente crisis, han salvado los grandes bancos a pesar de sus delitos: porque el sistema se caería sin ellos, así que lo mejor es considerarlos impunes e inimputables, es decir, tienen un carácter sagrado y están más allá del bien y del mal. En nuestro país lo vivimos con Dionisio Romero, a quien le "perdonamos" el haber complotado con Montesinos y haber apoyado abiertamente a la dictadura fujimorista. Sencillamente, el dueño del Banco de Crédito no podía caer... y no cayó. Haga lo que haga no puede ser juzgado ni menos condenado por nada. Está por encima de la ley y de la sociedad.
6. Es por eso que la prensa se dedica hoy a atacar a la oposición (los antisistema) y a desviar la corrupción (lavapiés, mataperros, robaluces y sustraepulmones) en razón a que, por encima de todo, está la defensa y preservación del sistema.
7. Podemos decir entonces que las novelas 1984 y Un mundo feliz son hoy una triste realidad.
Muchas gracias.
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