jueves, 19 de marzo de 2009

Al fin en La Haya

El Perú ha presentado su memoria en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Es un momento de unidad y de seguimiento, más aún cuando el gobierno de Alan García intentó hasta el último momento "mandar a la congeladora el tema". Fue gracias a la presión de fuerzas de oposición, entre ellas Perú Posible, que el gobierno tuvo que encarar la demanda.
Desde ese punto de vista es saludable que todas las fuerzas políticas, sin excepción, estén al tanto del contenido de la Memoria.
Un punto aparte. Es una lástima para el país que un espacio de consenso e información como el Acuerdo Nacional se haya convertido en una entidad fantasma. Para un evento tan importante como el acontecido el día de hoy en La Haya, ni siquiera ha sido convocado, tal como indica Juan Paredes Castro en su columna de El Comercio.
El seguimiento es importante. Será el próximo gobierno el encargado de acatar y hacer respetar el fallo de la Corte Internacional, mas aún siendo evidente que esta es la oportunidad para recuperar un espacio territorial que de manera ilegal ocupa Chile.

2 comentarios:

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Sheput:

El tema de los límites marítimos, hoy entregado al arbitraje de La Haya, es muy espinoso desde varios ángulos.

1. Ninguna de las dos naciones convocó a los más representativos intelectuales ni fuerzas sociales para opinar. Simplemente lo convirtieron en un asunto diplomático, error de enfoque por cuanto sus repercusiones pueden trascender tal campo, con lo cual ya deja de ser de su exclusiva competencia.

2. Como consecuencia de ello, las decisiones no son realmente las más acertadas por parte de ambos países. De haber habido mayor apertura se habrían presentado soluciones más creativas y prácticas que ya existen en la casuística internacional. Por ejemplo, solamente en un mar como el Mediterráneo, se presentan todos estos casos y todos son resueltos de una manera específica según su magnitud. En algunos el mar se vuelve común, en otros se propone el sistema de 12 millas, en otros se trata de aguas internacionales, y podríamos citar más ejemplos pero con estos basta. ¿No se pudo haber aplicado alguno de ellos antes de dejar que el diferendo llegue hasta este punto? ¿Qué faltó? Pues a mi entender lo que ya dije: convocatoria, Congreso, participación de la sociedad y demás etcéteras, en los dos países. Grave error político de origen el cual se sigue repitiendo en otras materias.

3. Y como de una equivocación se derivan todas las demás, ahora los dos países se encuentran ante una situación esquizofrénica o bipolar en la que, por un lado somos, más que amigos, socios del alma, pero por el otro contendientes, incluso mostrándonos los dientes. ¿Qué es esto, señor Sheput? ¿Se puede llamar coherencia, seriedad, a la política de dos naciones vecinas que por un lado se apuñalan y por el otro se dan palmaditas? Algo se pudre en Sudamérica. ¿Cuerdas separadas o más bien negocios secretos?

4. Finalmente llegamos al punto en que, en las dos naciones, se pide unidad ante un solo objetivo por la famosa causa de “los intereses de la nación”. Usted sabe bien, señor Sheput, del tipo de demonio que se está azuzando a que salga de las profundidades del averno: el Nacionalismo. Ese esperpento que sirve a todos los gobiernos para acabar con la oposición interna y poner a sus pueblos unos contra otros. Ante esto los primeros en caer son los de la oposición, quienes son los encarcelados o fusilados por manifestarse en contra de la “unión de todos por la causa nacional”. ¿Consecuencias? Pues es obvio: la Segunda Guerra Mundial está ahí, delante de nuestros ojos. O si quiere usted, el reciente George W. Bush, enviando a sus muchachos a morir y a destruir países “en nombre de los sagrados intereses de la patria”.

5. Por lo tanto, señor Sheput, me niego rotundamente a unirme con el fujimorismo, el aprismo y la ultraderecha peruana por esta y por cualquier otra causa que se presente, así esté en juego la virginidad de la madre de Dios. Con ellos ni a la tumba, ni a la guerra, ni a ninguna marcha “de unidad”. Este tema limítrofe es igual que todos los que se utilizan como elementos distractores para cuando la situación lo amerita. Para mí los intereses de la patria no pasan por una discrepancia con el hermano pueblo chileno (con quien estoy seguro que, de pueblo a pueblo, llegaríamos a la conclusión de convertir esa franja en un mar chileno-boliviano-peruano, o sea, para todos) sino con el rechazo a los dos gobiernos de derecha neoliberal que los manejan y que no son capaces de resolver conflictos o, más bien, no lo quieren hacer por las razones antes dichas.

6. Reitero, entonces, mi negativa a unirme con “todos los peruanos” en este y otros temas donde su tratamiento surge de un error de manejo político y de una manipulación perversa. Antes que las banderas, los tratados, los símbolos patrios y las fronteras, antes que todo eso están los pueblos, las naciones, los seres humanos, quienes prefieren vivir en la lógica de la armonía antes que en la del conflicto. Pero me temo que, una vez más, el pueblo caerá en la trampa del nacionalismo y de él se saldrán, como siempre, con la suya los gobiernos que apelan a este engendro.

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Luis Enrique.
¿POR QUÈ SOMOS TAN BORREGOS? no sòlo de los sectores polìticos sino tambièn ahora del Paredes Castro, por favor!