miércoles, 27 de agosto de 2008

Se acabó la Fiesta: la bomba de tiempo que dejó Luis Carranza

Luis Carranza es el directo culpable del deterioro de la situación económica del país. El señor Carranza, que como se sabe fue homenajeado por la CONFIEP, se la pasó diciendo que estábamos en el mejor de los mundos y que, a diferencia de antes, nuestro crecimiento se basaba en la demanda interna.
El señor Luis Carranza olvidó decir que ese consumo se basaba en tarjetas de crédito, que la gente gastaba -y gasta- plata que no tiene y que se endeuda sin límites peligrosamente por mucho tiempo.
El señor Luis Carranza, y parte de su equipo, se fueron ya y nos dejaron la bomba de tiempo que su sucesor se empeña en desactivar.
El actual ministro Luis Valdivieso tiene que exigirse al máximo para corregir los errores de su antecesor. La falta de profesionalismo de Carranza lo llevó a ceder y ceder y no controlar, a tal punto que los créditos de consumo se incrementaron y la inflación se disparó. Contó para eso el señor Carranza con un Banco Central de Reserva cuyo directorio actuó con poca seriedad y que esperó el último minuto para hacer las correcciones que desde diversos sectores se pedían.
La fiesta se acabó. Pero la inflación no.
Esta última se sigue incrementando, el precio de los alimentos sigue subiendo y de los servicios también. Las casas ya no se venden y la morosidad se incrementa. Es el resultado del desorden económico de los dos primeros años de gobierno.
Y esta entrada, por si acaso, no es una reacción. Es una confirmación con la realidad de lo que veníamos anunciando desde hace más de un año. Cualquiera de nuestros lectores percibirá que desde este espacio se aseguró que no había crecimiento económico sino hinchazón, y las hinchazones se revientan como viene sucediendo en nuestro país.
La economía peruana pasa por un periodo difícil. Se tiene que ajustar el gasto público, los bancos tendrán que ser más rigurosos con los préstamos, es decir un ajustón a la mala, que es la factura que pasa la falta de talento, el poco profesionalismo y la mucha soberbia.
El homenajeado Luis Carranza nos dejó pues una economía en problemas con una derrota de la pobreza ficticia que ya volvió y con un grado de inversión que puede terminar en reversión.

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