La política del avestruz y la economía peruana

En nuestro país la falta de rigor académico se traduce en las opiniones sesgadas o reduccionistas que pueden brindar algunos economistas como el señor Elmer Cuba. Contradicciones, generalidades, son factores comunes en quiénes se supone deberían hablar con objetividad, seriedad e imparcialidad.
Mientras en otros países el debate va por el hecho de reconocer que habrá que enfrentarse a peligrosas turbulencias, en nuestro país, hay personas que, como el señor Elmer Cuba, se atreven a decir que la inflación ya está controlada. Para demostrar lo ligero de sus expresiones bastaría con ir a una hemeroteca y tomar nota de lo que decía el señor economista a inicios de este año. Asegurar, como hace el señor Cuba, que los precios internacionales se han estabilizado, que la inflación bajará a menos del 5% y que hay que desactivar progresivamente el fondo de combustibles es de una ligereza poco profesional. El mismo FMI dice lo contrario, la banca internacional también y, en América Latina, ya se ven problemas en México, Chile, Argentina, Colombia, para no hablar de Estados Unidos o España.
En este último país, hoy se reconoce que el principal problema fue negar lo evidente, que se había crecido sobre bases endebles como la construcción o servicios sin mayor valor agregado, y que no se midió, por exceso de optimismo las consecuencias de la crisis estadounidense.
Perú también crece sobre bases endebles: precios de minerales, productos agrícolas, economía del ladrillo (construcción). A eso habría que agregarle el crecimiento por demanda artificial (tarjetas de crédito o préstamos de consumo). Las importaciones están superando a las exportaciones, y no en bienes de capital sino por alimentos. Son elementos que nos deben preocupar. Pero hay economistas que creen que estamos en el mejor de los mundos.
Por otra parte, ha ingresado en el debate la medición de la inflación de los alimentos importados, la cual se desagrega de la inflación total. Se dice que si sacamos de la medición a los alimentos que vienen con inflación, el incremento de precios sería del orden del 2%. Lo dice el BCR y lo levantan los economistas entusiastas de la política económica del actual gobierno. La política del avestruz. No se quiere ver el problema y se recurre a una figura actualizada de lo que en su momento fue la ridícula expresión de la inflación bruta y la inflación neta.