Enfrentando la pandemia al estilo medieval
En un reciente artículo publicado
en el New York Times, Donald McNeil recordaba que a lo largo de nuestra
historia el mundo ha enfrentado las pandemias de dos maneras: al estilo
Medieval, bloqueando fronteras, impidiendo el ingreso de barcos a nuestros
puertos, encerrando a la gente en sus casas, quemando cadáveres, castigando a
los contagiados y al estilo de la Modernidad es decir reconociendo la
agresividad del virus pero recurriendo a invenciones del siglo XX como los
termómetros, la información, las vacunas, la ventilación asistida y el
aislamiento selectivo. De la forma como han enfrentado los países a esta
epidemia se desprenden las consecuencias de índole económico, educativo, social
y, por supuesto, de salud.
Nuestro país ha tenido que
recurrir a la metodología medieval porque simplemente, durante dos meses,
perdió el tiempo. Como he recordado en otro artículo, tan es así que en las
entrevistas que Martín Vizcarra concedió en la primera semana de febrero ni
siquiera profundizó ni le dedicó una respuesta sustantiva al Coronavirus.
Tampoco lo hizo en la ronda de reuniones que sostuvo con los congresistas en
varias oportunidades durante el mismo mes. En lugar de ello sus funcionarios
solo hablaban de la reforma política, del caso Lavajato en tanto vendían
nuestras mascarillas sin ni siquiera habían elevado las alertas de sus sistemas
de vigilancia epidemiológica. Los resultados saltaron a la vista. Aparecido el
virus tuvo que recurrirse a la brutalidad de la metodología medieval,
encerrando de manera drástica a los ciudadanos en sus casas, cancelando
reuniones y negocios, decretando toque de queda, organizando un sistema de
recojo de cadáveres y cerrando nuestras fronteras, puertos y aeropuertos.
Recurrir a esa modalidad ha generado otras situaciones calamitosas aparte de la
concerniente a la salud. Ahora hay crisis en el sistema educativo, crisis en la
economía, crisis en la sociedad. De ninguna de ellas se puede inferir las consecuencias
pero se puede imaginar que serán muy graves. Así que no es asunto de tratar de
culpar al pueblo por los resultados en la pandemia sino de reconocer con
hidalguía que el gobierno demoró irresponsablemente en reaccionar.
¿El trato contra la pandemia pudo
haber sido de otra manera? Por supuesto que sí. En ese sentido insisto en que
si se está manejando tan mal la pandemia es porque las instituciones en el país
no funcionan, porque a su vez el tejido institucional ha sido destruido por
Martín Vizcarra. Tenemos un Congreso que en la práctica es inexistente, no hay
control político y mucho menos fiscalización. Por otro lado la red de
gobernadores y alcaldes es ninguneada por el presidente luego que esta la
utilizara de manera artera para sus fines
políticos. Y hay un lamentable nivel de sometimiento de la mayoría de la prensa
peruana al gobierno, que ya adquiere ribetes históricos, contribuyendo a la ausencia
del debate público al haber censurado en la práctica a todo aquel que piense
distinto al gobierno.
Si procedemos a analizar a los
países que han tenido una mejor respuesta contra la pandemia, podremos observar
que la mayoría de ellos que tiene un tejido institucional robusto ha podido
evitar un gran número de muertos y el deterioro de su economía. Allí están
Alemania, Suecia, Corea del Sur, Chile y Guatemala. Por otro lado los que
tienen una mejor resiliencia es decir que están pasando de una situación
calamitosa a una esperanzadora basados en el debate público y sus instituciones
tenemos a Francia, España, Italia, Colombia y Argentina en donde el debate sanitario
y económico ha adquirido la misma importancia. S mejor tejido institucional
mejores oportunidades de enfrentar la pandemia y recuperarnos. En los países
exitosos hay medios de comunicación críticos y reflexivos, una clase política
que entendiendo el problema propone y fiscaliza, órganos de control del Estado
y de la sociedad civil que no temen señalar la corrupción y sobre todo un alto
nivel de tolerancia en el debate público abriéndose este a todas las
vertientes. En el Perú actualmente no hay nada de eso, de allí que las decisiones del gobierno devengan en
pésimos resultados como consecuencia de la ausencia de contraste previo y más
bien sean tan solo una mera imposición.
Mucho me temo que todo lo que se
ha hecho, y sobretodo el sacrificio efectuado por nuestro pueblo ha sido en
vano. A la fecha no hay estadísticas confiables, el gobierno tiene voceros y
medidas pintorescas (como la de multar a los que incumplan el aislamiento
social) y ha perdido el respeto de la ciudadanía, que sale a la calle en busca
de sustento ante el irrealismo de las medidas gubernamentales. La llegada del
invierno puede traer un rebrote del virus que encontrará al país debilitado económicamente
y a la ciudadanía en una situación de mayor vulnerabilidad. Ojalá me equivoque.
Juan Sheput
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