viernes, 24 de abril de 2020

Cumbre de Poderes Fácticos


Cual si fueran dos caras de una misma moneda, el día de ayer tuvimos la oportunidad de ver la presentación de la Canciller de Alemania Angela Merkel  ante su Parlamento y del presidente Vizcarra ante un grupo de periodistas. Ello nos permitió hacer un ejercicio comparativo, totalmente válido, en lo que se refiere a los estilos de gobierno que protagonizan en dos países distintos, en la lucha contra la pandemia del COVID19.
Es así que en tanto la señora Merkel señalaba que respetaba al máximo la libertad de prensa y que las críticas, de donde vinieren, eran bienvenidas, el presidente Vizcarra seleccionaba por su parte las preguntas que iba a contestar y, ante una inquisición sobre este estilo nada democrático, contestaba con displicencia “que pregunten mañana”. Desafortunada respuesta en un contexto en que los especialistas indican que el gobierno peruano viene desinformando respecto a las cifras que sobre el avance del COVID19 se presentan.

Por otro lado en tanto la Canciller de Alemania decía que no estaba de acuerdo con utilizar un lenguaje bélico para retratar esta lucha contra la pandemia (y vaya que Alemania sabe de guerras), el presidente del Perú insistía en utilizar un injustificado lenguaje bélico, que hasta la fecha no se ha interiorizado en la inmensa mayoría de peruanos. “Estamos en guerra” parece ser el mantra que repiten funcionarios y allegados al oficialismo.
Pero lo más resaltante entre estos contrastes es el que tiene que ver con el nivel de respeto a la Constitución y al tejido institucional. En tanto la Canciller de Alemania se presenta ante el Bundestag (el Parlamento Alemán) para rendir cuentas, señalar el estado de la Nación e iniciar la discusión de sus propuestas, en el Perú, el presidente Vizcarra anuncia que una vez más pedirá delegación de facultades al Congreso y peor aún, anuncia una rueda de conversaciones no con las bancadas parlamentarias ni con los partidos políticos, sino con un grupo de representantes de universidades, periodismo, “trabajadores” y empresarios para evaluar la propuesta que se ha preparado en el Consejo de Ministros. Es decir el presidente de la república ningunea al Congreso de la República y en su lugar convoca a una cumbre de poderes fácticos. En ese sentido cabe preguntarse respecto al papel del representante de los medios de comunicación. Siendo la esencia del periodismo fiscalizar al poder ¿Cómo va a hacerlo si es parte de la discusión? Realmente es insólito lo que viene pasando en el país respecto al periodismo.
Es una situación insólita. La democracia representativa es la base de nuestro contrato social expresado en la Constitución. Dejar de lado al Congreso, en aras de una supuesta eficiencia, es parte de una democracia directa que es la favorita de los autoritarismos o prospectos de dictadores. Lo más lamentable es que al momento de escribir este texto no se había pronunciado ningún miembro del actual Parlamento, es decir no se pronuncian sobre la delegación de facultades ni tampoco sobre la marginación de la anunciada ronda de conversación.
A manera de conclusión. Hay sobrada evidencia que los países más exitosos en la lucha contra la pandemia son aquellos que respetan su orden constitucional y su tejido institucional.

Juan Sheput

Este artículo ha sido publicado en El Reportero del 24 de abril del 2020

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