martes, 19 de enero de 2016

Lima la Horrible

Lima la Horrible
Cuando hace 54 años Sebastián Salazar Bondy escribió su célebre ensayo Lima La Horrible posiblemente no pensó que, transcurrido el tiempo, tuviera tanta vigencia. En su calidad de intelectual y hombre de cultura tal vez imaginó que, retratando con frases los atributos que engalanan a nuestra ciudad, íbamos de repente a reaccionar haciendo un esfuerzo por mejorar. Pero no fue así. Los defectos se han ahondado y esa fusión de personas e infraestructura que adquiere ánimo con la cultura y que llamamos ciudad es hoy más horrible que cuando Salazar Bondy, “el señor gallinazo”, decidiera retratarla.
Tengo la sensación que Lima está en un proceso de involución social. Basta con observar los modales de las personas. Se da en todos los estratos sociales y en todas las profesiones. Aquellos llamados a educar, deseducan, contribuyendo así a un empobrecimiento cultural de la que alguna vez fue llamada Ciudad de los Reyes.
Lima sigue creciendo sin planificación. Del año 2002 a la fecha la ciudad ha estado en manos de Luis Castañeda Lossio (10 años) y de Susana Villarán (4). Ni uno ni otro se ha preocupado por ordenar la ciudad. Ni de pensar, como urbe del siglo XXI, en la sostenibilidad. Se han dedicado a la obra física, con el vehículo automotriz como centro de las obras. El ciudadano, ese que se moviliza por tracción animada, está olvidado. Primero es el carro y segundo y tercero también. No hay innovación urbana y los espacios naturales privilegiados son sacrificados en aras de una modernidad que es tan sólo un homenaje a la licitación de fierro y cemento. Lima está muy lejos de ser una urbe moderna. Se destruyen parques para hacer centros comerciales, se asesinan árboles para anchar las pistas, se cambia la zonificación para dar paso a moles mal llamadas edificios. Se atenta contra la calidad de vida. Lima para nada es un ejemplo.
Desmoraliza la indiferencia de la población. No se inmutan cuando llaman alcalde a quien no lo merece. Cuánta vigencia tiene Salazar. Por eso quisiera que recordaran tan sólo una parte de su texto escrito hace 54 años: “No reina en Lima la abierta controversia sino el chisme maligno. No ocurren revoluciones sino opacos pronunciamientos. No permanece el inconformismo sino que el espíritu rebelde involuciona hasta el conservadurismo promedio. La Juventud, imaginativa, iconoclasta y desordenada, termina por asentar la cabeza”. Cuánta actualidad.


Juan Sheput

Articulo publicado en Exitosa Noticias el 20.01.2015

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