La masacre de 12 personas, entre periodistas y policías, ocurrida hoy en París ha generado una justa ola de indignación. Los terroristas irrumpieron a eso del mediodía en las oficinas del semanario Charlie Hebdo e identificando a cada uno de los periodistas por su nombre, fueron disparando contra ellos, uno a uno. Era la respuesta a una serie de notas, carátulas y viñetas satíricas que el semanario publicó en los últimos años.
Es cierto que los periodistas fueron advertidos. Pero es cierto también que ellos contestaron con más viñetas, señalando que preferirían morir de pie que vivir de rodillas, ocultando lo que piensan. Es una suerte de periodismo heroico que en defensa de postulados que se remontan al desarrollo de la humanidad como sociedad civilizada tiene entre sus principales derechos el de poder opinar con libertad.
El humor es enemigo de los tiranos. Al humor y a la sátira le temen los autoritarios. Por una sencilla razón, resume como pocos la realidad sacando su expresión más nítida y por sobre todo llega de manera directa al pueblo. Los reyes, emperadores como Napoleón, han vivido en carne propia las burlas que nace de las sátiras, sea en el teatro, en los panfletos o en esos periódicos del pueblo que son las paredes. Los humoristas y los viñeteros han sido en ese sentido censurados y perseguidos pero no matados, de manera tan cruel como acaba de ocurrir en la cuna de la Marsellesa y de los derechos humanos, en París.
En nuestro mismo país, Perú, tenemos grandes expresiones de humor político, que llega a veces, es necesario decirlo a la burla cruel. Pero no existe la intolerancia. La revista Charlie Hebdo era satírica con hechos concretos de ocurrencia en las órbitas cristiana y musulmana. Se burlaba de la actitud de la Iglesia Católica hacia los pedófilos o en relación al matrimonio gay y también de la forma que, encubiertos bajo el Corán, se producían grandes masacres.
Ahora ellos son víctimas de esta intolerancia religiosa, fundamentalista, que ha perpetrado una terrible masacre. El mundo está reaccionando, ello no se puede permitir. Ser indiferentes en una situación así es realmente ofensivo contra la humanidad.
El Perú es tierra de grandes caricaturistas, a tal punto que nos negamos a llamarlos así y los definimos más bien como artistas que nos conmueven o divierten con sus genialidades. Desde Variedades, la legendaria Monos y Monadas hasta llegar a El Otorongo, nuestros viñetistas reflejan mejor que nadie la realidad política interpretándola con genialidad y sarcasmo. Los buscamos día a día en todos los medios pues resumen con su creatividad lo que acontece. Por eso son enemigos de los intolerantes y fanáticos, por que llegan al corazón del pueblo con facilidad. Lo sucedido hoy en París con el semanario Charlie Hebdo es terrible y debe marcar un antes y después en la lucha contra el terrorismo. De allí que acompañemos en su pesar a todos los viñetistas del mundo como bien lo refleja hoy El Otorongo. El mundo está de duelo, qué duda cabe.
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