El siguiente es un artículo publicado en Diario 16 el pasado miércoles 2 de octubre. En él cuestiono la pasividad local, por no decir resignación, a asumir el resultado que dicte La Haya cual dogma de fe. Se señala que el fallo debe respetarse y el presidente Humala, seguramente empujado por sus "asesores", se apresura a decir lo mismo. No sabe el presidente que en la historia de los fallos de La Haya ha habido una serie de cuestionamientos, solicitudes de revisión y, por supuesto, no acatamientos. Inclusive el periodo de aceptar un fallo de la Corte Internacional y ponerlo en práctica en algunos casos ha durado decenas de años. Si el próximo fallo de La Haya es cuestionable o no favorece nuestros intereses de manera exagerada ¿debemos acatarlo? En todo caso esta situación amerita una discusión y debate local.
El fallo de La Haya y política local
Una noticia aparecida en Chile
respecto a la fecha en la cual podría darse el fallo sobre el diferendo
marítimo entre Perú y Chile señalaba que podría ser en Enero del próximo año.
Era un beneficio político de la Corte Internacional de Justicia de La Haya para
Chile en vista que, de darse el fallo en los próximos meses, podría coincidir
con las elecciones en dicho país.
La noticia fue desmentida en
el Perú en forma oficial (la Canciller)
y extraoficial (el ex Canciller). Y ambos aprovecharon para señalar la buena
disposición de Chile y el Perú para cumplir con el fallo. No faltaron las voces
entusiastas que indicaban que lo que disponga
La Haya se tiene que acatar pues de lo contrario nos convertiríamos en
parias. Pues no es así. Colombia está demostrando una actitud firme en contra
del fallo que lo perjudica en su diferendo con Nicaragua y no es el primer país
que se opone a lo que dispone la Corte Internacional. Ignoro las razones por
las que se dice en nuestro país que el fallo no admite discusión, cuestión que
es aceptada también por la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la
República.
Estados Unidos se ha negado a
cumplir las órdenes del tribunal en dos oportunidades. En la década de los 80
no pagó la indemnización a Nicaragua por minar la bahía de Managua. En los
noventas ejecutó a un ciudadano alemán al cual La Haya le indicó no lo
hiciera. Más antes, en 1973, Francia
desacató un fallo del tribunal que le ordenaba no hacer pruebas nucleares en el
Pacífico. En la misma década Islandia no
acató un fallo que le ordenaba disminuir una zona de pesca que perjudicaba a
Inglaterra. Años después conciliaron. El
conflicto entre Chile y Argentina que La Haya falló a favor de Chile en
relación a la soberanía de tres islas no fue reconocido por Argentina. Fue
el Vaticano quien medió solucionando el
impasse.
Pero también es muy común que los
países no cumplan de inmediato los fallos de la Corte Internacional. Una
disputa entre Albania y Gran Bretaña por los estrechos de Corfú resuelta en
1949 a favor de los albaneses fue recién acatada por Gran Bretaña en 1992. En
tiempos más actuales Nigeria tardó más de diez años en acatar una resolución
que favorecía a Chad. Y si miramos los tiempos actuales, Colombia está planteando
recursos de revisión sobre el fallo que favorece a Nicaragua aunque es
necesario señalar que en la historia de la Corte se han planteado tres recursos
de revisión y, por diversas razones, ninguno ha prosperado. En Colombia se
lamentan haber tenido una posición resignada, ausente de política, en los días
previos al fallo de La Haya. Hoy reaccionan sobre la base de hechos consumados
contra un fallo que les es negativo.
Así que los escenarios post fallo
de La Haya son diversos y no es, como algunos quisieran, único. Todo dependerá,
en particular por las implicancias económicas, quien se puede ver más afectado.
Aunque hay una gran diferencia entre Chile y Perú. Nuestros vecinos hacen
política y cabildeo internacional. Nosotros nos limitamos a decir que sea cual
sea el fallo, se acatará, al igual que en el siglo XIX, con gran ingenuidad.
Juan Sheput
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