miércoles, 25 de septiembre de 2013

El triunfo de Angela Merkel

La locomotora de Europa, Alemania, ha tenido una jornada electoral con un resultado arrollador: el triunfo contundente de la actual Canciller Angela Merkel, la cual ingresa así a su tercer mandato. De ello y de las implicancias para el mundo trata mi artículo de esta semana:

El triunfo de Angela Merkel
Un país como el nuestro no debería permanecer tan indiferente ante la reciente  victoria electoral de Angela Merkel. No sólo por una cuestión económica ni globalizadora que suena un poco como interés comercial, sino también por lo que se tiene que aprender de Alemania en términos políticos, intereses de Estado y visión de futuro.
Angela Merkel ha tenido un triunfo arrollador, 8 puntos porcentuales más que su anterior victoria de hace 4 años. Ha obtenido 311 escaños de los 630 que tiene el Bundestag alemán, es decir se ha quedado a tan sólo 5 parlamentarios de tener una mayoría absoluta, algo que no se ve hace mucho tiempo en Alemania, aún desde los tiempos eufóricos de la reunificación.
¿Por qué esta suerte de “merkelemanía” como la llama la prensa europea? Sin duda tienen que ver los resultados y mucho, por supuesto, el estilo. También en Alemania, aún con su fortaleza institucional, la política tiene rostro humano.
Angela Merkel reúne carisma con voluntad de hierro. La que es la mujer más poderosa del mundo conjuga la frialdad que le viene de hecho del mundo del realismo en el que fue formada (Angela Merkel es doctora en Física y experta en Química Cuántica al igual que su esposo el notable científico Joachim Sauer) con el carisma que le surge de tantos años en la política. Acostumbra plantear las cosas con claridad absoluta y cortesía inigualable. Es famosa su frase “no hay alternativa” que plantea como conclusión, acompañada del gesto adecuado, luego de un formidable sustento de lo que cree se debe hacer.
La Canciller alemana Angela Merkel ha llevado a Alemania al liderazgo indiscutible de Europa y la zona Euro sobre la base de políticas públicas sensatas y adecuadas. Y en este sentido llama la atención la fortaleza económica alemana que, como bien recordaba en un breve comentario radial Alfredo Barnechea,  está basada en la fuerza de pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas negocios familiares, que han encontrado en la ubicación de nichos especializados el mercado para sus productos, todo gracias a un empeño que tiene en el orgullo regional a un formidable motor.
De Alemania se aprende mucho, en lo económico, en su conformación social, en su afán por la calidad de vida, en sus estupendos servicios públicos. También en lo político. El profesionalismo de la política ha generado que el gran derrotado, el  Partido Democrático Liberal (FDP) que lideraba Philipp Röesler, esté prácticamente quebrado, sin parlamentarios, sin fondos del gobierno y con una deuda gigantesca con la banca; aunque este es otro tema.
Europa y el mundo se encuentran aliviados con el arrollador triunfo de Angela Merkel. Pensemos en grande y aprendamos del gigante europeo que tiene una clase política que sabe hacer planes y sobre todo ponerlos en práctica.


Juan Sheput

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