El siguiente, es el artículo publicado hoy por el suscrito en Diario 16. Es a propósito de las recientes declaraciones del ex embajador de Estados Unidos en el Perú, Dennis Jett, en Ideele Radio, sobre el gobierno de Ollanta Humala:
Dennis Jett is right
El ex embajador de Estados Unidos en el Perú Dennis Jett
acaba de señalar en entrevista radial que el presidente Ollanta Humala sigue el
modelo del expresidente de Brasil Inazio Lula Da Silva. Por los hechos
recientes todo parece indicar que el funcionario norteamericano tiene razón. El gobierno del presidente Humala
se parece mucho al de Lula en el uso indiscriminado de programas sociales con
propósito asistencialista; también en la forma como se ha subordinado a la economía que hasta le impone media docena de ministros y, por lo observado en diversos medios de
comunicación durante el fin de semana, en la corrupción que ya se ha forjado un
sólido perfil propio en la actual administración.
Recientes informes dan cuenta de la vulnerabilidad de la
economía brasileña. Economistas destacados como Sebastián Edwards indican que
compararse con el “gigante” brasileño es consuelo para los que gustan de
competir en las ligas menores. Brasil, de seguir así, será simplemente una
ilusión pues sus indicadores de competitividad, innovación, industria del
conocimiento, están en el rango de lo promedio y sigue sustentando su
crecimiento en su notable mercado interno. Otra parte, se ampara en productos
sin valor agregado como la soja o la caña de azúcar para la producción de
etanol. El petróleo es otra fuente de ingresos. Es decir, al igual que
nosotros, Brasil crece en base a su economía primario exportadora, vulnerable y
poco sostenible por definición.
Al embajador Dennis Jett le faltó decir en su entusiasta
entrevista que el gobierno peruano también se parece al de Brasil en su
irrespeto por la Amazonia. El largo conflicto entre indigenistas y ecologistas
contra el gobierno de Dilma Rousseff a raíz de la construcción de la
hidroeléctrica de Belo Monte, sobre el río Xingú, acaba de tener una respuesta
histórica. La justicia brasileña ha revocado la licencia de la
megahidroeléctrica proyectada para ser la tercera más grande del mundo, luego
de Tres Gargantas en China e Itaipú entre Brasil y Paraguay. El golpe para la
presidenta Rousseff y sus planes energéticos ha sido muy duro, razón por lo
cual es necesario mirar hacia adentro para saber cual va a ser ahora la
estrategia de Brasil.
Mirar hacia adentro significa concentrarnos en la próxima
visita de la presidenta brasileña al Perú. Como se sabe dentro del Acuerdo
Energético Perú Brasil, firmado durante el gobierno de Alan García, se contempla la construcción de una
represa hidroeléctrica sobre el cauce del río Inambari, para lo cual, en
territorio peruano se tendrían que inundar decenas de kilómetros de carretera
Interoceánica, desplazar a poblaciones enteras y lo más grave: acabar con una reserva
ecológica patrimonio de la Humanidad.
¿Podrá hacer Dilma Rousseff en el Perú lo que la justicia de
Brasil no le permite en su país? Habrá que estar atentos para ver hasta qué
punto el nacionalismo peruano ha sufrido la transformación “mais grande do
mundo”.
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