Parecería, a la luz de los últimos acontecimientos y declaraciones, que el gobierno estaría buscando ligar la moción de censura a sus dos cuestionados ministros Daniel Lozada y Alberto Otárola, a una cuestión de confianza al gabinete Valdés. Ante ello, que sería una jugada política válida pero lindante con el chantaje, el Congreso tendría que insistir en la censura a los ministros cuestionados que es lo que espera y reclama la ciudadanía. Al unir censura con moción de confianza, caería el gabinete Valdés. Sería el primer gabinete derribado. Al necesitarse dos gabinetes derribados para poder disolver el Congreso, el gobierno se aseguraría que este Congreso no toque a un nuevo premier durante los próximos años.
¿Es esta la jugada que está buscando el gobierno?
Sería deplorable en lo político por una sencilla razón. Los mecanismos de censura y remoción del gabinete son democráticos. De no existir la ciudadanía, el pueblo, buscarían otras formas de desprenderse de autoridades incómodas o ineptas y esa vía, la no respaldada en el marco democrático, siempre será la peor.
La sensación de desorden y desgobierno que se vive es insólita. Ningún gobierno democrático de los últimos 30 años ha pasado por tantos problemas en menos de 10 meses de gestión. Y en todo esto la principal de las responsabilidades la tiene Ollanta Humala.
El Congreso debe votar sin complejos la moción de censura hoy. Si el gobierno busca lanzar gasolina a la inestabilidad será responsabilidad única y exclusivamente del oficialismo. Una lástima pues todo parece indicar que la gran transformación de Ollanta Humala no es otra cosa que la gran decepción
No hay comentarios:
Publicar un comentario