¿Qué es lo que hace de Bogotá un lugar tan apetecido por los turistas y viajeros de negocios? ¿sus restaurantes? ¿sus lugares históricos? ¿su clima? ¿sus precios? ¿sus lugares de recreación o divertimento? ¿sus paisajes?
En Bogotá se come muy bien pero no tan bien como en Lima. En Bogotá los lugares históricos, siendo notables, no son comparables a los de Cartagena o México. Su clima le para jugando malas pasadas, viene soportando un invierno con lluvias interminables. Sus precios la ubican como una ciudad cara, con una moneda fuerte que todo lo encarece más aún que en Santiago. Sus lugares de recreación o divertimento no superan a Buenos Aires. Sus paisajes, siendo bellos no se equiparan con los de Arequipa, en Perú, o las costas del Caribe.
Me atrevo a decir que el secreto de Bogotá está en su calidez. Esta forma de ser de sus habitantes, educados y cultos, muy cultos, es lo que hace diferente a Bogotá. El habitante promedio en la capital colombiana tiene un nivel cultural muy superior al promedio latinoamericano. Se puede comprobar desde el taxi, con el botones en el hotel o con el camarero en el restaurant. Ni que decir cuando uno trata con otras personas de mayor nivel educacional.
Bogotá es tal vez la ciudad, en América Latina, que más ha sabido construir confianza. Poco a poco se está convirtiendo en cosmopolita, tanto que es la capital de los eventos en este continente.
Por otro lado está la amabilidad, la conversación de altura, y la limpieza de sus calles, ayudada por la omnipresente lluvia.
Todo eso hace, de Bogotá, una ciudad que se sabe hacer querer. Tanto que como dice el eslogan colombiano de promoción turísticos, el único riesgo al ir, es que te quedes.
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