Cuando la confianza es un factor crítico
Que una candidata a la presidencia de la República pida perdón por los actos delictuosos cometidos durante un régimen dictatorial, del cual ella tomó parte, sería, democráticamente, un gesto que la prensa tomaría, mayoritariamente, como relevante por la dimensión política que ello implica.
Que un candidato a la presidencia de la República, prometa públicamente que no hará modificaciones sustanciales al modelo económico vigente y que convocará a personas que hacen gala de un conocimiento técnico, sería un acto que de inmediato generaría consensos y tranquilidad en ciudadanos e inversionistas.
Sin embargo, realizados los gestos, del perdón y las promesas por parte de uno y otro, la prensa y la ciudadanía reacciona con indiferencia, incredulidad y distancia. Pocos son los que, aceptando el compromiso, se pliegan a su difusión.
El tema de fondo es confianza, una crisis de confianza que afecta al crecimiento y desarrollo del país, en tantos ámbitos que se puede abarcar desde la gobernabilidad hasta el desempeño económico.
Confianza, a grandes líneas tomadas del diccionario es, individualmente, tener la esperanza de conseguir lo que deseamos y, colectivamente, depositar en otro u otros la fe que procederán según como deseamos.
¿Tenemos confianza en que los candidatos a la segunda vuelta cumplirán con lo que esperamos?
Francis Fukuyama asocia a la confianza aspectos cruciales como la cultura, el capital social y la sociabilidad espontánea. La cultura son los hábitos que nos hacen confiables. El capital social son las normas compartidas a través del comportamiento. La sociabilidad espontánea significa que es suficiente estrechar las manos para sellar un compromiso. Adolecemos de esos tres elementos, de allí nuestra actitud respecto a los dos candidatos.
Aquí no se trata del cáncer o del sida, del mal menor o el mayor. De lo que se trata es de una profunda dosis de desconfianza respecto de aquellos que pueden tener el honor de ejercer la presidencia de la República. La ausencia de credenciales democráticas, en ambos; incurrir en contradicciones, idas y vueltas, ambos; tener a voceros con agenda propia, ambos; dificulta el proceso de elección presidencial.
Por ello, por la desconfianza imperante, ocupa un rol muy importante el papel de la oposición, no sólo como justo medio de una balanza que exigirá seriedad y responsabilidad en las decisiones que se tomen, sino también en el papel que se debe jugar en la defensa del régimen democrático.
Un partido político contribuye con la democracia no sólo desde el gobierno, el cogobierno o la coalición, sino también desde la orilla opositora, en que la crítica es insumo de una mejor decisión en pro del bienestar de la Nación.
Ing. Juan Sheput
Artículo publicado en Diario 16 del 27 de abril del 2011
Que una candidata a la presidencia de la República pida perdón por los actos delictuosos cometidos durante un régimen dictatorial, del cual ella tomó parte, sería, democráticamente, un gesto que la prensa tomaría, mayoritariamente, como relevante por la dimensión política que ello implica.
Que un candidato a la presidencia de la República, prometa públicamente que no hará modificaciones sustanciales al modelo económico vigente y que convocará a personas que hacen gala de un conocimiento técnico, sería un acto que de inmediato generaría consensos y tranquilidad en ciudadanos e inversionistas.
Sin embargo, realizados los gestos, del perdón y las promesas por parte de uno y otro, la prensa y la ciudadanía reacciona con indiferencia, incredulidad y distancia. Pocos son los que, aceptando el compromiso, se pliegan a su difusión.
El tema de fondo es confianza, una crisis de confianza que afecta al crecimiento y desarrollo del país, en tantos ámbitos que se puede abarcar desde la gobernabilidad hasta el desempeño económico.
Confianza, a grandes líneas tomadas del diccionario es, individualmente, tener la esperanza de conseguir lo que deseamos y, colectivamente, depositar en otro u otros la fe que procederán según como deseamos.
¿Tenemos confianza en que los candidatos a la segunda vuelta cumplirán con lo que esperamos?
Francis Fukuyama asocia a la confianza aspectos cruciales como la cultura, el capital social y la sociabilidad espontánea. La cultura son los hábitos que nos hacen confiables. El capital social son las normas compartidas a través del comportamiento. La sociabilidad espontánea significa que es suficiente estrechar las manos para sellar un compromiso. Adolecemos de esos tres elementos, de allí nuestra actitud respecto a los dos candidatos.
Aquí no se trata del cáncer o del sida, del mal menor o el mayor. De lo que se trata es de una profunda dosis de desconfianza respecto de aquellos que pueden tener el honor de ejercer la presidencia de la República. La ausencia de credenciales democráticas, en ambos; incurrir en contradicciones, idas y vueltas, ambos; tener a voceros con agenda propia, ambos; dificulta el proceso de elección presidencial.
Por ello, por la desconfianza imperante, ocupa un rol muy importante el papel de la oposición, no sólo como justo medio de una balanza que exigirá seriedad y responsabilidad en las decisiones que se tomen, sino también en el papel que se debe jugar en la defensa del régimen democrático.
Un partido político contribuye con la democracia no sólo desde el gobierno, el cogobierno o la coalición, sino también desde la orilla opositora, en que la crítica es insumo de una mejor decisión en pro del bienestar de la Nación.
Ing. Juan Sheput
Artículo publicado en Diario 16 del 27 de abril del 2011
3 comentarios:
Ingeniero que buen artículo resume lo que muchos pensamos de los dos candidatos. Cambiando de tema, habla mal de nuestro país que se prefiera a voleibolistas y comentaristas deportivos para el Congreso y no gente preparada y valiosa como usted. Saludos.
Ayudaría igualmente eliminar la mania política de auto titularse oposición.
En una democracia no hay oposición; hay opinión minoritaria, discrepancia critica, etc. pero no oposición.
Ser oposición implica que uno esta "en contra" de lo que ha decidido el pueblo con su voto y eso no es democrático.
Si vamos a generar confianza empecemos por identificarnos propiamente para que el pueblo no piense que la democracia es una competencia cuasi-deportiva.
Coincido con el comentario anterior muy buen articulo, profesor. Por otro lado algo que preocupa de ambos canditatos es que su discurso esta enfocado en la distribucion de la riqueza, riqueza que mal gastada durara a lo mucho los 5 años de su mandato, el problema es como generar riqueza, que quieren repartir, que segun ellos se genera con el aumento de impuestos a los empresarios que son a la larga la fuente generadora de riqueza en nuestro pais.
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