Desde los tiempos, en que los nuevos territorios descubiertos por España, en lo que hoy es América, eran bautizados como Indias Occidentales, se utilizó a la desinformación como herramienta de gobierno. Esta se aprovechaba de la ingenuidad de aquellos que, desconectados del mundo moderno, creían todo lo que leían o les decían, sin un mínimo de reflexión.
Ya en este siglo, las notas diplomáticas difundidas por wikileaks, se han convertido, según el lector, en dogma de fe. Se asume la veracidad de las notas publicadas sin tomar en cuenta que los despachos efectuados, entre la embajada estadounidense en el Perú y su país, no son transcripciones de conversaciones efectuadas sino simples percepciones, de funcionarios de diverso nivel diplomático, en algunos casos sacadas de contexto, y que no configuran, de manera absoluta, ni verdad ni realidad.
Es así que se ha puesto de moda llamar lacayo a quien en alguna oportunidad visitó o se reunió con funcionarios de la embajada de Estados Unidos. Se dice esto con gran hipocresía, dejando de lado el hecho que en un mundo globalizado las reuniones entre empresarios, políticos o periodistas son comunes con diplomáticos de cualquier país. Se hace desde tiempos inmemoriales, con mayor razón en plena mundialización. Que luego se difundan estas conversaciones, como impresiones o percepciones, no debe servir para descalificar a ninguno de sus protagonistas.
El señor Humala, por ejemplo, confundiendo el campo de acción político con la vulgaridad, insulta al presidente Toledo o a algunos de sus ex funcionarios. Cree a pie juntillas lo que dicen los wikileaks. No hace, ni él ni el conjunto de ex funcionarios del gobierno anterior que lo rodean, un mínimo análisis de lo que dicen las notas diplomáticas. Empujado por la simpleza se limita a llamar vasallo a quien, según él, se puso a las órdenes de la embajada norteamericana.
Me pregunto ¿Quién es más vasallo, el que conversa en la embajada o el que cree a ciegas cualquier papelito “gringo”? ¿Quién practica con mayor eficiencia el colonialismo mental? ¿El que se reúne o el que es seducido por información extranjera que puede estar mal enfocada o manipulada?
Si el señor Humala se ampara en papeles extranjeros, descontextualizados o mal enfocados, para descalificar a sus propios compatriotas, pues él es el que se comporta como los perfectos ingenuos latinoamericanos, que creen a pie juntillas lo que otros le dicen.
Ing. Juan Sheput
Ya en este siglo, las notas diplomáticas difundidas por wikileaks, se han convertido, según el lector, en dogma de fe. Se asume la veracidad de las notas publicadas sin tomar en cuenta que los despachos efectuados, entre la embajada estadounidense en el Perú y su país, no son transcripciones de conversaciones efectuadas sino simples percepciones, de funcionarios de diverso nivel diplomático, en algunos casos sacadas de contexto, y que no configuran, de manera absoluta, ni verdad ni realidad.
Es así que se ha puesto de moda llamar lacayo a quien en alguna oportunidad visitó o se reunió con funcionarios de la embajada de Estados Unidos. Se dice esto con gran hipocresía, dejando de lado el hecho que en un mundo globalizado las reuniones entre empresarios, políticos o periodistas son comunes con diplomáticos de cualquier país. Se hace desde tiempos inmemoriales, con mayor razón en plena mundialización. Que luego se difundan estas conversaciones, como impresiones o percepciones, no debe servir para descalificar a ninguno de sus protagonistas.
El señor Humala, por ejemplo, confundiendo el campo de acción político con la vulgaridad, insulta al presidente Toledo o a algunos de sus ex funcionarios. Cree a pie juntillas lo que dicen los wikileaks. No hace, ni él ni el conjunto de ex funcionarios del gobierno anterior que lo rodean, un mínimo análisis de lo que dicen las notas diplomáticas. Empujado por la simpleza se limita a llamar vasallo a quien, según él, se puso a las órdenes de la embajada norteamericana.
Me pregunto ¿Quién es más vasallo, el que conversa en la embajada o el que cree a ciegas cualquier papelito “gringo”? ¿Quién practica con mayor eficiencia el colonialismo mental? ¿El que se reúne o el que es seducido por información extranjera que puede estar mal enfocada o manipulada?
Si el señor Humala se ampara en papeles extranjeros, descontextualizados o mal enfocados, para descalificar a sus propios compatriotas, pues él es el que se comporta como los perfectos ingenuos latinoamericanos, que creen a pie juntillas lo que otros le dicen.
Ing. Juan Sheput
(*) Columna publicada en Diario 16 el 23 de Febrero del 2011
1 comentario:
Perdón Ing. Juan Sheput, pero ud. le dio mucho crédito al Wikileaks de la colosal egolatría de García.
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