miércoles, 5 de enero de 2011

¿Hay una Ley? ¡Y a mí que me importa!

En el gobierno de la frase célebre "la plata llega sola", el Canciller García Belaúnde no quiere desentonar y pregona públicamente su desprecio por las leyes peruanas. Esa actitud no se debe olvidar.
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El presidente de la República, según la Constitución, está llamado a cumplir y hacer cumplir las leyes. Sin embargo, a señal de lo visto en los últimos días, el presidente García y algunos de sus funcionarios, son los primeros en empeñarse en incumplirla. Lo hacen porque, al igual que Fujimori y Montesinos, sienten que nada les va a pasar, que los quince minutos de popularidad que tienen serán eternos y que el Congreso y las entidades encargadas del control y la fiscalización siempre tendrán a los mismos miembros.
El presidente García ya convocó a elecciones generales. Sin embargo incumple con lo estipulado por la Ley cuando prohibe cualquier tipo de propaganda estatal, salvo que esta sea de necesidad pública o emergencia. El gobierno sigue gastando millones de soles en publicidad para promocionar sus obras, con lo cual, al tener candidata, están promocionando indirectamente al oficialismo. Sobre esta actitud el Jurado Nacional de Elecciones y el Congreso, no dicen nada.
Pero el doctor García no es el único que infringe la Ley. Uno de sus amigos, además Canciller, hace unos días volvió a dar declaraciones grotescas, que por su contenido y alcances son similares a las que hizo hace unos años cuando restó importancia al territorio peruano usurpado por los chilenos por ser del tamaño de "su chacrita". Me refiero al Canciller José Antonio García Belaúnde quien ha dicho que no le importa que lo sancionen, el dirá que le gusta la candidata del Apra y que votará por ella. Es decir no sólo proselitismo puro sino nuevamente desprecio por las leyes peruanas, por el Jurado Nacional de Elecciones y por todos los peruanos.
El Canciller García Belaúnde así, con ese comportamiento indigno de un Ministro de Estado, podría igualarse al pensamiento que guía a los que eligen el camino de la delincuencia "que me sancionen si quieren, qué me importa la Ley".
Estas declaraciones han pasado desapercibidas, lamentablemente. Los nexos de una gran parte de medios de comunicación con el oficialismo y la dependencia de la publicidad estatal de seguro han servido para que se busque ignorar esta situación, que consiste en faltarle el respeto a la Ley. Hay un silencio cómplice que no quiere sancionar ni señalar. Por eso es que el deterioro moral de la Nación va viento en popa, por eso la corrupción no se castiga, por eso funcionarios como García Belaúnde se permiten, públicamente, dar un pésimo ejemplo y despreciar la Ley.
El Canciller García Belaúnde está ganandose a pulso su paso a la historia, pero a la historia que se escribe con minúsculas del país: evitó hasta el último llevar la controversia a La Haya, despreció el territorio peruano y se permitió burlarse de las leyes peruanas. Es decir un digno funcionario, a la medida, del doctor Alan García.

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