Tenía dudas, lo reconozco, de escribir algo tan personal, pero una magnífica columna de Ramiro Escobar publicada el día de hoy en La República y titulada Curas buenos, me decidió.
El día domingo pasado tuve la oportunidad de asistir a la misa que con motivo de la despedida del Padre Ricardo Wiesse Thorndike se efectuaba en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. La partida del padre Wiesse significará no sólo su ausencia sino la demolición de la vieja estructura para edificar un nuevo templo. El anterior nunca se pudo culminar porque el padre Ricardo siempre dedicaba la limosna y donaciones a atender las necesidades de aquellos que poco tienen. En un mundo que idolatra al ladrillo, el padre Wiesse prefirió la intuición que nace del corazón.
Desde muy niño conocí al padre Wiesse. Todo el barrio de alrededor del otrora cine Barranco sabía de él. Era común verlo caminar desde muy temprano rumbo al mercado para adquirir los alimentos que luego repartiría. Era común verlo pasear por las calles del barrio de Maynas resondrando a los palomillas para que vayan a misa. En los meses de verano, en conjunto con hermanos marianistas del Colegio San Luis y vecinas de gran corazón como la señora Hudtwalcker, organizaba "colonias" para que los niños del barrio gozaran de las instalaciones de un gran colegio a la vez que recibían útiles escolares, ropa de las donaciones y alimentos y una formación en valores y principios. Fueron veranos inolvidables para decenas de niños barranquinos.
He tenido la gigantesca fortuna de haber gozado, gracias a mi familia y a sacerdotes como el padre Wiesse de una niñez muy feliz. De mi barrio han salido también sacerdotes y hermanos profesos, que hoy se entregan a Dios con la misma devoción y dedicación que siempre testimoneó el padre Wiesse.
Cada domingo a las 12 era infaltable en la misa. Ninguna enfermedad lo alejó del altar ni aún cuando su permanente afección a la garganta lo ponía al borde de la afonía total. Siempre supo transmitir cariño y amor. Siempre estuvo al servicio de los demás.
Este domingo de Gloria he visto llorar a mucha gente en la despedida del padre Wiesse. Por pena, agradecimiento o por el gran vacío que nos va a dejar. En esos momentos sentía con crudeza el contraste miserable con aquellos que acusan a la Eterna Iglesia Católica por el delito infame que han cometido un par de individuos. Nada más injusto para con una Iglesia que a pesar de haber pasado por mil y una pruebas siempre se ha levantado de los errores humanos para cumplir con la misión divina que le encomendó el Señor.
La vida me ha puesto en frente de grandes y queridos sacerdotes católicos. Desde el padre Manuel Duato conocido como el padre Quitapenas, el padre Wicht, Monseñor Bambarén hasta el padre Nieto todos de la congregación jesuita. También he tenido la suerte de conocer al padre Juan Serpa, grande entre los grandes, dedicado a la educación de los pobres. Mis amigos como César Mesinas y Felipe Córdova al igual que Ricardo Wiesse sacerdotes seglares o Jaime Baertl, José Antonio Eguren o Guillermo Garreaud del Sodalitium Christianae Vitae o mi querido padre Carlos, de Huacho, miembro del Opus Dei.
Claro que hay curas buenos, muchos sacerdotes buenos.
En estos momentos en que la Iglesia Católica sufre de injustos ataques es necesario recordar a los que siendo mayoría no piden reconocimiento ni aplausos para dedicar su vida a servir. Y en ese sentido recordar la trayectoria de gente buena como el padre Wiesse es reconocer, por todo lo alto, la obra de Dios.
6 comentarios:
Juanito, querido amigo, te escribe Alonso.
Tú siempre tan leal, cuando se necesita, en los peores momentos. La Iglesis está siendo atacada y traer el recuerdo del padre Ricardo me ha llenado los ojos de lágrimas.
Juanito, gracias por hacernos recordar nuestra muy bella niñez y que hay curas tan buenos.Desde Houston (para que te acuerdes quien soy)
Alonso.
Le doy toda la razón señor Sheput, hay SACERDOTES buenísimos y que están al lado de los más pobres, las cobardes acusaciones contra la Iglesia Católica, nosotros Católicos practicantes, no la vamos aceptar. En todas partes hay gente mala, pero no hay que hacer que justos paguen por el 0,09% de curas malos.
El padre Ricardo Wiesse, o el Papi como lo llamamos un grupo de acólicos, fue una persona muy amigable y bondadosa.
Capaz de transmitir calor paternal, nunca rehuyó a las bromas que nos jugábamos en el salón parroquial y siempre apañó nuestras "chiquilladas", en tanto no afectará a los demás.
Es un honor conocerlo. Fue un honor servirlo en misa.
Marko Félix
La iglesia esta apunto de ser reabierta este domingo 29 de abril del 2012 y quien deberia estar ahi , delante de toda su comunidad es el padre Wiese . Ojala Dios le permita hacer , lo que los hombres le quieren impedir
Este Domingo 29 de abril la iglesia del Sagrado corazon de Barranco va aser reabierta y quien deberia estar ahi delante de toda su comunidad es el padre Wiese .Ojala Dios le permita hacer ,lo que los hombres le quieren impedir.
Que pena me da como se idolatra a los sacerdotes, soy católico hasta la médula, pero como siempre dije triste es que vivas en nunca casa y no sepas que pasa en ella, el señor mesinas es un pedofilo con todas sus letras sino vayan al arzobispado y pregunten cuantas denuncias tiene.
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