Como se recordará el diseño inicial, que se respeta en el actual proyecto, del Tren Eléctrico fue motivo de un impulso presidencial con el objetivo de apoyar la candidatura a la alcaldía de Jorge del Castillo. En ese entonces fue tanta la intromisión política, que la inauguración de la primera base del tren (cuyo modelo, peso, dimensión no se conocía) se hizo con una ceremonia especial en plena jornada electoral en el Óvalo de Higuereta con asistencia de Del Castillo y García.
Ahora, en la antesala de otro proceso electoral, al doctor García se le ha ocurrido cumplir a como de lugar con su tren ese que tantas satisfacciones y acusaciones le valió en el pasado.
La historia, así pues, se repite. 23 años después sin anteproyectos, sin estudios de factibilidad y únicamente con los ánimos de gastar se vuelve a lanzar este capricho del Tren Eléctrico. Ánimos de gastar pues es un proyecto que no nace de la necesidad de solucionar un problema urbano sino de una medida forzada del propio MEF de Luis Carranza. El funcionario Carranza, que defiende el SNIP, se convierte en el equivalente irresponsable de cualquier alcalde que gasta por capricho. Todo un ejemplo de coherencia.
Sobre la falta de viabilidad del tren eléctrico ya se ha escrito y hablado hasta la saciedad. No es viable, ni económica ni funcionalmente. Es decir se puede construir pero no solucionará nada. Por diversas razones. Villa El Salvador ya no es una ciudad dormitorio. La ruta del diseño no tiene interconexiones. La av. Aviación se ha plagado de negocios y comercios. El entorno de la ruta del tren es altamente urbano, etcétera, etcétera. Pero nada vale en este intento de gastar. Ni el caos que en el transporte se va a generar.
Pero al caos del transporte habría que agregar la destrucción de la clase media, de esos pequeños empresarios que tienen sus negocios a lo largo de la Av. Aviación, en la zona de Surco, San Borja y la Victoria. Ellos están condenados a quebrar, para ellos no hay medición del impacto social, hay que gastar por gastar para beneficiar sólo a un grupo constructor y satisfacer los caprichos de un presidente que no entiende de planificación ni de desarrollo.
2 comentarios:
Es un despilfarro y a simple vista se nota que el caos y las quiebras estarán a la orden del día, pero eso no importa a quienes viven del robo.
Tal como dice, es un capricho de Garcia, quiere justificar todo el dinero que faltará cuando acabe su mandato
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