jueves, 17 de septiembre de 2009

Sobre mentiras, coimas y corrupción en el Perú de Alan García

La política no se guía por las leyes de la lógica, es cierto. En algunos casos hay que recurrir a extrañas maniobras que pueden limitar con la falacia o la "media verdad". Pero la mentira sistemática no es propia de la Política. La mentira sistemática es la herramienta de la incapacidad, la falta de talante, el autoritarismo, el fascismo o la mediocridad.
Algunos militantes importantes del Partido Aprista han hecho de la mentira una práctica habitual. Creen que con ello sorprenderán a la ciudadanía. Confían en que no habrá respuesta o en que sus aliados o empleados mediáticos silenciarán a los que digan la verdad. Uno de ellos es el ex premier Jorge del Castillo. Haciendo añicos su trayectoria ( o de repente la imagen que tenemos de la misma también es falsa) el señor Jorge del Castillo ha hecho de la mentira una práctica permanente. En ese sentido la columna de Augusto Álvarez Rodrich del día de hoy , en La República, es de lectura imprescindible.
La mentira sirve, cuando hay complicidad, para crear escenarios favorables al ocultamiento de lo que en realidad viene sucediendo. En nuestro país la investigación de los petroaudios está siendo, digamos, administrada en el Poder Judicial. Las concesiones con altos indicios de corrupción son numerosas. Miremos los casos de Taboada, Ica y el Forsur de Allison, Paita, el tren a Machu Picchu, Chinalco, Majaz, la ratificación en los contratos del gas y muchos, pero muchos casos más.
Hay indicios del renacimiento de un nuevo estado cleptocrático. De ello ya he escrito antes. Hoy habrían operando ya varios núcleos cleptocráticos, como dice en su excelente columna del día de hoy, también en La República, Francisco Durán. La titula El Aroma de la Coima, un título perfecto para los tiempos que vivimos.
Este nuevo estado cleptocrático nos vende a través de sus operadores la idea que un cambio de sistema sería peligroso para el país cuando lo que quieren es preservar un sistema que le hace mucho daño al Perú. Un sistema que privilegia la fortuna personal, la decadencia de la política, la miseria de la educación, la exclusión y la falta de identidad. Lo que busca el sistema es garantizar que un grupo muy pequeño siga haciendo con nuestro país lo que le venga en gana. El lobby por encima de todo.
Sin embargo quisiera precisar algo de lo cual ya escribe en su libro Petroaudios Gustavo Gorriti. Es respecto a la mermelada periodística, el servicio periodístico, la opinión favorable, a cambio de favores o miles de verdes razones. Sin la mermelada no sería posible la corrupción impune. En ese sentido mermelada mediática, sectores del Poder Judicial, malos empresarios y algunos políticos, hacen posible que en nuestro país el Aroma de la Coima y los grandes negocios se transformen en insoportable pestilencia.

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