El alma y paz de Barranco han sido destruídas por la propotencia que ha llevado a imponer un sistema de transporte, llamado Metropolitano, que no responde ni a la planificación ni se ha diseñado con un mínimo de respeto hacia los vecinos.
Cual una burla, la municipalidad de Lima anuncia la "reconstrucción" de un grupo de avenidas, antes tranquilas y transitables a pie, que hoy están convertidas en vía de paso de camiones, combis, taxis y cuanto vehículo de transporte público se le ocurra pasar por allí.
La idea de los vecinos de Barranco no es que le reconstruyan sus vías. El daño ya está hecho. No se quiere que se pavimenten rutas para que los camiones y omnibuses invadan con sus gases tóxicos. Lo que quiere Barranco es que el Metropolitano no pase por allí. Y en ese sentido está la lucha, que continuará.
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