Las famosas laptops de 100 dólares (que se venden en realidad a 250) están en crisis. Las marketeadas pero inútiles OLPC (one laptop per child) son decepcionantes y están manchadas con serios indicios de corrupción. Ningún gobierno ha comprado ni siquiera la décima parte de lo que prometieron. Sin embargo de repente las compran en Perú, país donde el faenón quiere convertirse en institución. Para mala suerte de las OLPC el gobierno indio ha anunciado laptops a 30 dólares con lo cual estarán condenadas a salir del mercado.
La noticia viene en El País de España y la reproducimos a continuación:
La crisis también se lleva por delante al PC de los 100 dólares
Varios Gobiernos compraron la décima parte de lo que habían prometido -Los ultraligeros de 300 euros se han comido al OLPC, que no sale por menos de 175 - La mitad de la plantilla de la fundación, despedida.
Varios Gobiernos compraron la décima parte de lo que habían prometido -Los ultraligeros de 300 euros se han comido al OLPC, que no sale por menos de 175 - La mitad de la plantilla de la fundación, despedida.
Ni John Lennon pudo salvar al portátil de los 100 dólares. La fundación One Laptop Per Child (OLPC) usó la imagen del músico para vender sus ordenadores en Navidad, pero el resultado ha sido un fracaso. Las bajas ventas y la retirada de algunos patrocinadores han traído problemas a la fundación y encarecido el precio del PC.
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Nicholas Negroponte, líder del proyecto, ha asegurado que les queda dinero para aguantar un año y que la causa de sus problemas es la crisis económica mundial. Pero los críticos sostienen que la situación viene de lejos, de una nefasta estrategia técnica y comercial.
Negroponte presentó en 2005 su idea de fabricar un ordenador portátil para los niños del tercer mundo. Tendría un bajo precio, 100 dólares, y se crearía desde cero, para adaptarse a las necesidades de los niños. Los compradores serían los gobiernos y en 2008 se habrían vendido 150 millones.
La idea provocó la ira de dos grandes de la industria, Intel y Microsoft, que quedaban fuera del proyecto porque se usaban chips AMD y sistema operativo Linux. Arropado por el aplauso de la comunidad, Negroponte afirmaba: "Cuando tienes a Intel y Microsoft en contra, sabes que estás haciéndolo bien".
Pero pronto llegaron los problemas: diseñar el portátil desde cero llevó a sucesivos retrasos y el precio es de 175 dólares más gastos de envío. No se han vendido ni un millón.
Rodrigo Arboleda, presidente para Iberoamérica de OLPC, afirma: "El proyecto no ha fallado, a pesar de que varias personas y entidades lo querrían". El gran error ha sido, "creer a los presidentes de varios países que firmaron cartas de intención por pedidos de un millón de portátiles cada uno".Según Arboleda, "con esas cartas, Negroponte fue a la fábrica en Shanghai, donde le cotizaron un precio que rondaba los 100 dólares la unidad". Pero a la hora de materializar los pedidos "había que presentar la solicitud siguiendo los trámites normales, lo que implicaba 18 o 24 meses de burocracia".
Al final, asegura, "en vez de siete millones de unidades sólo fueron 700.000. Mientras tanto, la fábrica incurrió en inversiones millonarias para anticipar los pedidos iniciales y cargó los gastos de amortización al millón de unidades que había producido el primer año, lo que obligó a elevar el precio de los portátiles".
La fundación siempre dijo que sólo vendería a países del Tercer Mundo, pero los problemas financieros la llevaron a lanzar en 2007 la campaña Give 1 get 1 (Regala 1, coge 1) en Estados Unidos: se podía comprar un portátil por 399 dólares y la fundación mandaba otro al Tercer Mundo.
Vendieron por valor de 37 millones de dólares, menos de lo que pretendían. Estas navidades lo intentaron otra vez, aliándose con Amazon, pero sólo recaudaron 2,5 millones de dólares. A eso se añade el descenso o incluso la retirada de patrocinios, que han llevado al despido de la mitad de la plantilla.
Intel, que entró en el proyecto en 2007, lo abandonaba el año pasado y comercializaba sus ordenadores para niños, los Classmate PC, una seria competencia para OLPC. La fundación firmó entonces un acuerdo con Microsoft para usar Windows en sus portátiles. La decisión generó muchas críticas, un abismo dentro de la fundación y la marcha de su responsable de software, Walter Bender. Otro peso pesado, la responsable tecnológica, se fue para crear su empresa y un futuro portátil de 75 dólares. Negroponte también pasó el testigo a Charles Kane.
Sin dirección
"Docenas de voluntarios se han ido. Cientos de mensajes de personas que quieren ayudar no obtienen respuesta. Han puesto como presidente a un especialista en cerrar empresas", asegura un comentario de Ars Technica.
Otros critican el pésimo servicio de venta y atención al cliente, con retrasos de hasta cuatro meses en la entrega durante la campaña Give 1 get 1, la poca documentación que acompaña a las máquinas, la dificultad de hallar recambios, los fallos de la Wi-Fi y la baja calidad del software.
Para el consultor tecnológico Alberto Lozano, la razón de esta debacle es que "el proyecto nació desconectado de la realidad. No es fácil producir un ordenador de 100 dólares y que sirva para algo, ni tampoco que los fabricantes se entusiasmen con montar un equipo que no les dará beneficios".
Se ha criticado también que el pedido mínimo fuese de un millón de unidades (hoy es de 50.000). Más cuando, afirma Lozano, "los gobernantes de los países deprimidos tienen poco o nulo interés en que sus súbditos dispongan de tecnología. Incluso los más democráticos antepondrán la alimentación a la computación".
Desde el punto de vista técnico, Lozano recuerda que cada portátil OLPC funciona como un punto Wi-Fi. "Para que sea efectivo habría que crear una red muy potente de comunicaciones inalámbricas gratuitas. Aunque cada ordenador cuesta 100 dólares, la infraestructura costará mucho más".
La crítica unánime es la poca visión del visionario Negroponte, al negarse a vender sus portátiles al primer mundo cuando no tenía competencia. "El efecto colateral del proyecto OLPC ha sido que los netbooks se vendan como churros", afirma Lozano.
Por poco más de 200 dólares, Acer, Asus, Airis, Lenovo y HP ofrecen ordenadores que funcionan mejor, con más memoria, pantallas más grandes e interfaces amigables. "Sin querer, iniciaron el auge del mercado de los netbooks, que ahora se los ha tragado", resume el analista Jon Evans.
Rodrigo Arboleda discrepa: "No estamos en el campo de vender computadores, sino de lograr un cambio de cultura". Y recuerda: "Tuvimos que fabricar un portátil porque nadie quería hacerlo. Sólo cuando vieron que habían metido la pata salieron corriendo a recuperar el tiempo perdido, pero lo hicieron fabricando un portátil para adultos, no para niños".
Arboleda asegura que el proyecto OLPC va "muy bien" en América Latina, que supone el 75% de la producción: "En Uruguay y Perú, donde ya hay más de medio millón, están maravillados de los cambios no sólo pedagógicos, sino sociales, de desarrollo psíquico, emocional y de actitud, y han aumentado notoriamente la asistencia escolar".
El último revés para OLPC ha sido el anuncio del Gobierno indio de vender ordenadores a 30 dólares dentro de dos años. Mientras, Negroponte recorta gastos; reorganiza su producto, para que funcione con Windows, y también el proyecto según el cual, copiando a Intel, sólo diseñará los portátiles. Empresas asociadas los fabricarán y venderán.
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Nicholas Negroponte, líder del proyecto, ha asegurado que les queda dinero para aguantar un año y que la causa de sus problemas es la crisis económica mundial. Pero los críticos sostienen que la situación viene de lejos, de una nefasta estrategia técnica y comercial.
Negroponte presentó en 2005 su idea de fabricar un ordenador portátil para los niños del tercer mundo. Tendría un bajo precio, 100 dólares, y se crearía desde cero, para adaptarse a las necesidades de los niños. Los compradores serían los gobiernos y en 2008 se habrían vendido 150 millones.
La idea provocó la ira de dos grandes de la industria, Intel y Microsoft, que quedaban fuera del proyecto porque se usaban chips AMD y sistema operativo Linux. Arropado por el aplauso de la comunidad, Negroponte afirmaba: "Cuando tienes a Intel y Microsoft en contra, sabes que estás haciéndolo bien".
Pero pronto llegaron los problemas: diseñar el portátil desde cero llevó a sucesivos retrasos y el precio es de 175 dólares más gastos de envío. No se han vendido ni un millón.
Rodrigo Arboleda, presidente para Iberoamérica de OLPC, afirma: "El proyecto no ha fallado, a pesar de que varias personas y entidades lo querrían". El gran error ha sido, "creer a los presidentes de varios países que firmaron cartas de intención por pedidos de un millón de portátiles cada uno".Según Arboleda, "con esas cartas, Negroponte fue a la fábrica en Shanghai, donde le cotizaron un precio que rondaba los 100 dólares la unidad". Pero a la hora de materializar los pedidos "había que presentar la solicitud siguiendo los trámites normales, lo que implicaba 18 o 24 meses de burocracia".
Al final, asegura, "en vez de siete millones de unidades sólo fueron 700.000. Mientras tanto, la fábrica incurrió en inversiones millonarias para anticipar los pedidos iniciales y cargó los gastos de amortización al millón de unidades que había producido el primer año, lo que obligó a elevar el precio de los portátiles".
La fundación siempre dijo que sólo vendería a países del Tercer Mundo, pero los problemas financieros la llevaron a lanzar en 2007 la campaña Give 1 get 1 (Regala 1, coge 1) en Estados Unidos: se podía comprar un portátil por 399 dólares y la fundación mandaba otro al Tercer Mundo.
Vendieron por valor de 37 millones de dólares, menos de lo que pretendían. Estas navidades lo intentaron otra vez, aliándose con Amazon, pero sólo recaudaron 2,5 millones de dólares. A eso se añade el descenso o incluso la retirada de patrocinios, que han llevado al despido de la mitad de la plantilla.
Intel, que entró en el proyecto en 2007, lo abandonaba el año pasado y comercializaba sus ordenadores para niños, los Classmate PC, una seria competencia para OLPC. La fundación firmó entonces un acuerdo con Microsoft para usar Windows en sus portátiles. La decisión generó muchas críticas, un abismo dentro de la fundación y la marcha de su responsable de software, Walter Bender. Otro peso pesado, la responsable tecnológica, se fue para crear su empresa y un futuro portátil de 75 dólares. Negroponte también pasó el testigo a Charles Kane.
Sin dirección
"Docenas de voluntarios se han ido. Cientos de mensajes de personas que quieren ayudar no obtienen respuesta. Han puesto como presidente a un especialista en cerrar empresas", asegura un comentario de Ars Technica.
Otros critican el pésimo servicio de venta y atención al cliente, con retrasos de hasta cuatro meses en la entrega durante la campaña Give 1 get 1, la poca documentación que acompaña a las máquinas, la dificultad de hallar recambios, los fallos de la Wi-Fi y la baja calidad del software.
Para el consultor tecnológico Alberto Lozano, la razón de esta debacle es que "el proyecto nació desconectado de la realidad. No es fácil producir un ordenador de 100 dólares y que sirva para algo, ni tampoco que los fabricantes se entusiasmen con montar un equipo que no les dará beneficios".
Se ha criticado también que el pedido mínimo fuese de un millón de unidades (hoy es de 50.000). Más cuando, afirma Lozano, "los gobernantes de los países deprimidos tienen poco o nulo interés en que sus súbditos dispongan de tecnología. Incluso los más democráticos antepondrán la alimentación a la computación".
Desde el punto de vista técnico, Lozano recuerda que cada portátil OLPC funciona como un punto Wi-Fi. "Para que sea efectivo habría que crear una red muy potente de comunicaciones inalámbricas gratuitas. Aunque cada ordenador cuesta 100 dólares, la infraestructura costará mucho más".
La crítica unánime es la poca visión del visionario Negroponte, al negarse a vender sus portátiles al primer mundo cuando no tenía competencia. "El efecto colateral del proyecto OLPC ha sido que los netbooks se vendan como churros", afirma Lozano.
Por poco más de 200 dólares, Acer, Asus, Airis, Lenovo y HP ofrecen ordenadores que funcionan mejor, con más memoria, pantallas más grandes e interfaces amigables. "Sin querer, iniciaron el auge del mercado de los netbooks, que ahora se los ha tragado", resume el analista Jon Evans.
Rodrigo Arboleda discrepa: "No estamos en el campo de vender computadores, sino de lograr un cambio de cultura". Y recuerda: "Tuvimos que fabricar un portátil porque nadie quería hacerlo. Sólo cuando vieron que habían metido la pata salieron corriendo a recuperar el tiempo perdido, pero lo hicieron fabricando un portátil para adultos, no para niños".
Arboleda asegura que el proyecto OLPC va "muy bien" en América Latina, que supone el 75% de la producción: "En Uruguay y Perú, donde ya hay más de medio millón, están maravillados de los cambios no sólo pedagógicos, sino sociales, de desarrollo psíquico, emocional y de actitud, y han aumentado notoriamente la asistencia escolar".
El último revés para OLPC ha sido el anuncio del Gobierno indio de vender ordenadores a 30 dólares dentro de dos años. Mientras, Negroponte recorta gastos; reorganiza su producto, para que funcione con Windows, y también el proyecto según el cual, copiando a Intel, sólo diseñará los portátiles. Empresas asociadas los fabricarán y venderán.
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