Del diario El País de España recojo el siguiente artículo del presidente de los Estados Unidos Barack Obama. En el mismo se puede leer un mensaje realista, como corresponde a un estadista, señalando los problemas con crudeza así como las soluciones. Obama sabe que un exceso de triunfalismo o un desbordado optimismo a lo único que conducen es a la crisis futura de gran gravedad. El artículo lo pueden leer a continuación:
La hora de la acción mundial
BARACK OBAMA 24/03/2009
Vivimos un periodo de retos económicos mundiales a los que no es posible hacer frente con soluciones a medias ni con los esfuerzos aislados de un solo país. Los líderes del G-20 tienen la responsabilidad de emprender una acción audaz, amplia y coordinada que no sólo ponga en marcha la recuperación, sino que lance una nueva era de compromiso económico con el fin de impedir que vuelva a producirse una crisis como ésta.
Nadie puede negar que la necesidad de actuar es urgente. La crisis crediticia y de confianza ha atravesado fronteras y tiene consecuencias en todos los rincones del planeta. Por primera vez en una generación, la economía mundial está contrayéndose y el comercio está disminuyendo. Se han perdido billones de dólares, los bancos han dejado de prestar dinero y decenas de millones de personas van a perder su trabajo en todo el mundo. Está en peligro la prosperidad de todos los países, además de la estabilidad de los Gobiernos y la supervivencia de pueblos enteros en las partes más vulnerables de la tierra.
Hemos aprendido, de una vez por todas, que el éxito de la economía estadounidense está inextricablemente unido a la economía mundial. No hay una línea que separe las acciones para restablecer el crecimiento dentro de nuestras fronteras y las acciones para conseguirlo en el resto del mundo. Si los habitantes de otros países no pueden gastar, los mercados dejan de funcionar; ya hemos presenciado la mayor caída de las exportaciones estadounidenses en casi cuatro décadas, que ha sido la causa directa de la pérdida de empleo en el país. Y, si seguimos dejando que las instituciones financieras de todo el mundo actúen de forma temeraria e irresponsable, permaneceremos atrapados en un ciclo de burbujas y estallidos. Por eso, la próxima cumbre de Londres está directamente relacionada con nuestra propia recuperación.
Mi mensaje está claro: Estados Unidos está listo para tomar la iniciativa, y vamos a pedir a nuestros socios que se unan a nosotros, con un sentido de urgencia y de propósito común.
Se han tomado muchas medidas positivas, pero queda mucho por hacer. Esa iniciativa nuestra se basa en un principio muy sencillo: vamos a actuar sin miedo para sacar a la economía estadounidense de la crisis y reformar nuestra estructura reguladora, y esas acciones se verán reforzadas por las acciones complementarias en el extranjero. Con nuestro ejemplo, Estados Unidos puede fomentar una recuperación mundial y crear confianza en todo el mundo; y si la cumbre de Londres ayuda a impulsar las acciones colectivas, podremos construir una recuperación segura y evitar crisis futuras.
Nuestros esfuerzos deben empezar con una rápida actuación para estimular el crecimiento.Estados Unidos ha aprobado ya la Ley de Recuperación y Reinversión, el esfuerzo más radical para impulsar la creación de empleo y sentar las bases del crecimiento en una generación. Otros miembros del G-20 también han propuesto estímulos fiscales, y esos esfuerzos deben ser enérgicos y sostenidos hasta que se restablezca la demanda. En el camino, debemos asumir un compromiso colectivo de estimular el libre comercio y la inversión y resistir la tentación del proteccionismo, que intensificaría la crisis.
En segundo lugar, debemos restablecer el crédito del que dependen las empresas y los consumidores. En EE UU estamos trabajando con energía para estabilizar nuestro sistema financiero. Entre otras cosas, con una valoración justa de los balances de nuestros grandes bancos, que desembocará de forma directa en préstamos capaces de ayudar a los ciudadanos a comprar bienes, conservar sus hogares y hacer crecer sus empresas. Estas medidas deben seguir desarrollándose mediante las acciones de nuestros socios del G-20.
Todos juntos, podemos adoptar un marco común que insista en la transparencia, la responsabilidad y la importancia de restablecer la circulación del crédito que constituye la savia de una economía mundial en crecimiento. Y el G-20, junto con las instituciones multilaterales, puede proporcionar una financiación comercial que ayude a reanimar las exportaciones y crear puestos de trabajo.
En tercer lugar, tenemos la obligación, por motivos económicos, morales y de seguridad, de tender la mano a los países y las personas en mayor situación de riesgo. Si les damos la espalda, nuestra propia recuperación se retrasará y el sufrimiento causado por esta crisis aumentará. El G-20 debe desplegar a toda velocidad los recursos necesarios para estabilizar los mercados emergentes, dar un impulso real a la capacidad de actuar con urgencia del Fondo Monetario Internacional y ayudar a los bancos de desarrollo regionales a acelerar los préstamos. Mientras tanto, Estados Unidos apoyará nuevas inversiones sustanciales en seguridad alimentaria para ayudar a los más pobres a sobrevivir los tiempos difíciles que se avecinan.
Ahora bien, aunque estas acciones pueden ayudarnos a salir de la crisis, no debemos conformarnos con una vuelta al statu quo. Debemos acabar con la especulación temeraria y el gasto por encima de nuestros medios; con el crédito basura, la ayuda excesiva a los bancos y la falta de supervisión que nos condena a burbujas que inevitablemente terminan estallando. La acción internacional coordinada es lo único que puede evitar una asunción de riesgos tan irresponsable como la que ha provocado esta crisis. Por eso me comprometo a aprovechar esta oportunidad para proponer unas amplias reformas de nuestro sistema regulador y supervisor.
Todas nuestras instituciones financieras -en Wall Street y en todo el mundo- necesitan una vigilancia firme y unas normas que se atengan al sentido común. Todos los mercados deben tener criterios de estabilidad y un mecanismo de transparencia. Un marco sólido de requisitos de capital debería protegernos contra futuras crisis. Debemos atacar los refugios fiscales y el blanqueo de dinero.
Los abusos deben evitarse mediante la transparencia rigurosa y la responsabilidad, y los días del descontrol tienen que acabar. En vez de unos parches que permitan conformarse con el mínimo común denominador, debemos ofrecer unos claros incentivos al buen comportamiento que fomenten una lucha por ser los mejores.
Sé que Estados Unidos tiene su parte de responsabilidad por el caos en el que nos encontramos. Pero también sé que no tenemos por qué escoger entre un capitalismo caótico e implacable y una economía dirigida por el Gobierno y opresiva. Es una alternativa falsa que no ayuda a nuestra gente ni a nadie.
Esta reunión del G-20 ofrece un foro para un nuevo tipo de cooperación económica mundial. Ha llegado la hora de trabajar todos juntos para restablecer el crecimiento sostenido que sólo puede surgir de unos mercados libres y estables, capaces de aprovechar las innovaciones, apoyar el espíritu emprendedor y ofrecer oportunidades.
Todas las naciones del mundo tienen intereses entrelazados. Estados Unidos está dispuesto a incorporarse a un esfuerzo mundial para obtener nuevos puestos de trabajo y un crecimiento sostenible. Juntos, podemos aprender las lecciones de esta crisis y labrar una prosperidad que sea duradera y segura para el siglo XXI.
© 2009 Global Viewpoint
Distribuido por Tribune Media ServicesTraducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
Barack Obama es presidente de Estados Unidos.
BARACK OBAMA 24/03/2009
Vivimos un periodo de retos económicos mundiales a los que no es posible hacer frente con soluciones a medias ni con los esfuerzos aislados de un solo país. Los líderes del G-20 tienen la responsabilidad de emprender una acción audaz, amplia y coordinada que no sólo ponga en marcha la recuperación, sino que lance una nueva era de compromiso económico con el fin de impedir que vuelva a producirse una crisis como ésta.
Nadie puede negar que la necesidad de actuar es urgente. La crisis crediticia y de confianza ha atravesado fronteras y tiene consecuencias en todos los rincones del planeta. Por primera vez en una generación, la economía mundial está contrayéndose y el comercio está disminuyendo. Se han perdido billones de dólares, los bancos han dejado de prestar dinero y decenas de millones de personas van a perder su trabajo en todo el mundo. Está en peligro la prosperidad de todos los países, además de la estabilidad de los Gobiernos y la supervivencia de pueblos enteros en las partes más vulnerables de la tierra.
Hemos aprendido, de una vez por todas, que el éxito de la economía estadounidense está inextricablemente unido a la economía mundial. No hay una línea que separe las acciones para restablecer el crecimiento dentro de nuestras fronteras y las acciones para conseguirlo en el resto del mundo. Si los habitantes de otros países no pueden gastar, los mercados dejan de funcionar; ya hemos presenciado la mayor caída de las exportaciones estadounidenses en casi cuatro décadas, que ha sido la causa directa de la pérdida de empleo en el país. Y, si seguimos dejando que las instituciones financieras de todo el mundo actúen de forma temeraria e irresponsable, permaneceremos atrapados en un ciclo de burbujas y estallidos. Por eso, la próxima cumbre de Londres está directamente relacionada con nuestra propia recuperación.
Mi mensaje está claro: Estados Unidos está listo para tomar la iniciativa, y vamos a pedir a nuestros socios que se unan a nosotros, con un sentido de urgencia y de propósito común.
Se han tomado muchas medidas positivas, pero queda mucho por hacer. Esa iniciativa nuestra se basa en un principio muy sencillo: vamos a actuar sin miedo para sacar a la economía estadounidense de la crisis y reformar nuestra estructura reguladora, y esas acciones se verán reforzadas por las acciones complementarias en el extranjero. Con nuestro ejemplo, Estados Unidos puede fomentar una recuperación mundial y crear confianza en todo el mundo; y si la cumbre de Londres ayuda a impulsar las acciones colectivas, podremos construir una recuperación segura y evitar crisis futuras.
Nuestros esfuerzos deben empezar con una rápida actuación para estimular el crecimiento.Estados Unidos ha aprobado ya la Ley de Recuperación y Reinversión, el esfuerzo más radical para impulsar la creación de empleo y sentar las bases del crecimiento en una generación. Otros miembros del G-20 también han propuesto estímulos fiscales, y esos esfuerzos deben ser enérgicos y sostenidos hasta que se restablezca la demanda. En el camino, debemos asumir un compromiso colectivo de estimular el libre comercio y la inversión y resistir la tentación del proteccionismo, que intensificaría la crisis.
En segundo lugar, debemos restablecer el crédito del que dependen las empresas y los consumidores. En EE UU estamos trabajando con energía para estabilizar nuestro sistema financiero. Entre otras cosas, con una valoración justa de los balances de nuestros grandes bancos, que desembocará de forma directa en préstamos capaces de ayudar a los ciudadanos a comprar bienes, conservar sus hogares y hacer crecer sus empresas. Estas medidas deben seguir desarrollándose mediante las acciones de nuestros socios del G-20.
Todos juntos, podemos adoptar un marco común que insista en la transparencia, la responsabilidad y la importancia de restablecer la circulación del crédito que constituye la savia de una economía mundial en crecimiento. Y el G-20, junto con las instituciones multilaterales, puede proporcionar una financiación comercial que ayude a reanimar las exportaciones y crear puestos de trabajo.
En tercer lugar, tenemos la obligación, por motivos económicos, morales y de seguridad, de tender la mano a los países y las personas en mayor situación de riesgo. Si les damos la espalda, nuestra propia recuperación se retrasará y el sufrimiento causado por esta crisis aumentará. El G-20 debe desplegar a toda velocidad los recursos necesarios para estabilizar los mercados emergentes, dar un impulso real a la capacidad de actuar con urgencia del Fondo Monetario Internacional y ayudar a los bancos de desarrollo regionales a acelerar los préstamos. Mientras tanto, Estados Unidos apoyará nuevas inversiones sustanciales en seguridad alimentaria para ayudar a los más pobres a sobrevivir los tiempos difíciles que se avecinan.
Ahora bien, aunque estas acciones pueden ayudarnos a salir de la crisis, no debemos conformarnos con una vuelta al statu quo. Debemos acabar con la especulación temeraria y el gasto por encima de nuestros medios; con el crédito basura, la ayuda excesiva a los bancos y la falta de supervisión que nos condena a burbujas que inevitablemente terminan estallando. La acción internacional coordinada es lo único que puede evitar una asunción de riesgos tan irresponsable como la que ha provocado esta crisis. Por eso me comprometo a aprovechar esta oportunidad para proponer unas amplias reformas de nuestro sistema regulador y supervisor.
Todas nuestras instituciones financieras -en Wall Street y en todo el mundo- necesitan una vigilancia firme y unas normas que se atengan al sentido común. Todos los mercados deben tener criterios de estabilidad y un mecanismo de transparencia. Un marco sólido de requisitos de capital debería protegernos contra futuras crisis. Debemos atacar los refugios fiscales y el blanqueo de dinero.
Los abusos deben evitarse mediante la transparencia rigurosa y la responsabilidad, y los días del descontrol tienen que acabar. En vez de unos parches que permitan conformarse con el mínimo común denominador, debemos ofrecer unos claros incentivos al buen comportamiento que fomenten una lucha por ser los mejores.
Sé que Estados Unidos tiene su parte de responsabilidad por el caos en el que nos encontramos. Pero también sé que no tenemos por qué escoger entre un capitalismo caótico e implacable y una economía dirigida por el Gobierno y opresiva. Es una alternativa falsa que no ayuda a nuestra gente ni a nadie.
Esta reunión del G-20 ofrece un foro para un nuevo tipo de cooperación económica mundial. Ha llegado la hora de trabajar todos juntos para restablecer el crecimiento sostenido que sólo puede surgir de unos mercados libres y estables, capaces de aprovechar las innovaciones, apoyar el espíritu emprendedor y ofrecer oportunidades.
Todas las naciones del mundo tienen intereses entrelazados. Estados Unidos está dispuesto a incorporarse a un esfuerzo mundial para obtener nuevos puestos de trabajo y un crecimiento sostenible. Juntos, podemos aprender las lecciones de esta crisis y labrar una prosperidad que sea duradera y segura para el siglo XXI.
© 2009 Global Viewpoint
Distribuido por Tribune Media ServicesTraducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
Barack Obama es presidente de Estados Unidos.
2 comentarios:
Sr. Sheput,
Estas declaraciones de Obama tienen que ser evaluadas de la mano con las ultimas acciones del Dpto. del Tesoro Americano. Obama viene demostrando que enfrenta la crisis dia a dia, y que los planes originales para enfrentarla se van dejando de lado. Existe una clara voluntad de evitar "tomar" los bancos, en terminos de propiedad y gerencia, ya que el prestigio del simbolo del capitalismo mundial (la economia estadounidense) caeria.
La estatizacion de la banca se viene evitando de muchos modos, con dinero publico, a pesar de los hasta ahora resultados negativos de la eficacia del rescate financiero.
El tema de fondo es "como" la administracion Obama procede con el rescate financiero y encara la crisis.
En primer lugar, las cifras del rescate son astronomicas; hablamos de aproximadamente 2 millones de millones de dolares (total).
El dinero TARP entregado a los bancos antes del termino de la administracion Bush, el 1er desembolso ($178,000 millones solamente para los bancos) basicamente no alivio en nada los limites al credito. Sucede que la
cartera "basura" que tienen los bancos no se liquido con esos fondos. Es mas, se pagaron precios 'premium' por parte de los titulos a activos basura. Los bancos hoy por hoy no tienen una clara auditoria de como se utilizaron esos fondos. Ese dinero en terminos practicos se "evaporo".
El salvataje de AIG ($173,000 millones) hasta el dia de hoy y con probabilidad grande de que continue, resulto ser un fiasco en terminos de opinion publica. Los ejecutivos de AIG se pagaron en total $165 millones en bonuses
a la productividad con dinero publico. Obama y su secretario del Tesoro vienen intentando recuperar este dinero.
Lo ultimo es el Public-Private Investment Program (como es llamado el bank-rescue plan, despues del TARP), en el
que el gobierno intentara asociarse ("partner") con inversionistas privados para comprar los titulos de activos
hipotecarios basura. La critica es feroz en el sentido que en verdad el plan se va a prestar a abuso, ya que se pretende crear una demanda artificial para los activos basura, con el fin de que sus precios se eleven. La suma
es astronomica: un million de millones (a trillion in English) en fondos a desembolsarse.
Los bancos que en terminos pragmaticos estan "quebrados" (deberian estarlo) no tendran interes en que los activos
basura se vendan a los precios reales (justos) dictados por el mercado (valuacion correcta: basura). Entonces, el
plan se presta a los mismos bancos se coludan con inversionistas "privados" (financiados con dinero publico) para elevar los precios de venta de los activos basura.
Es asi como el tema de fondo es el siguiente. La administracion Obama persiste en darle vueltas a la manera como se enfrenta la crisis financiera: los bancos deberian haberse "estatizado" ya hace tiempo y sus gerencias deberian
haber sido despedidas. La administracion Obama no ha querido "estatizar" la banca por una cuestion de prestigio. La alternativa es continuar con los desembolsos sin control a la banca, lo que no solucionara la
crisis financiera y la ausencia de credito.
Las consecuencias pueden ser catastroficas, los efectos en el mediano plazo: inflacion y costo del dinero elevadisimo en EEUU; estos costos lamentablemente se traspasan al ciudadano mundial por los efectos de la contraccion del credito en el mundo (crowding-out).
Aun cuando Obama demuestra confianza, existe bastante temor sobre el descenlace. El pronostico del desenvolvimiento de la economia norteamericana es reservado.
Ingeniero Sheput, Sr. Otoya
Quisera pedirles un comentario respecto de la situación de DOE RUN.
El gobierno creo intenta salvar a esta empresa privada, en todo caso cuales serian las repercusiones ante un posible salavataje con el dinero de todos los peruanos.
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