El espectáculo brindado por el presidente Alan García anoche demuestra lo fácil que es engañar al pueblo peruano, cuando no se tienen escrúpulos y sí se goza de todas las ventajas. También que García está haciendo todos los méritos para devaluar a niveles faranduleros a la política. La falta de seriedad y la búsqueda desesperada de popularidad han convertido al señor García en un presidente que busca la cámara a como de lugar y la declaración por la declaración. Al presidente García le sobra el tiempo para asuntos sin ninguna trascendencia. Confía en que la economía se basa en el optimismo y en la irracionalidad.
Por eso ha hecho muy bien el ex presidente Alejandro Toledo en decir que la presidencia de la República no es un tema de farándula. Claro que sí, las lentejuelas tienen su lugar, el presidente también. Hemos vuelto a los tiempos del baile del Chino, distracción para que no se den cuenta del faenón.
1 comentario:
Sienyto verguenza de este presidente de los apristas. como usted dice no se que pasa con los peruanos que se dejan engañar tan facilmente.
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