A pocos días de ingresar en un año pre-electoral, el populismo ha regresado por todo lo alto. En un país sin intelectuales de fuste que se dignen en denunciar lo políticamente incorrecto, con ong´s que prefieren el silencio a perder los recursos del estado, bajo la máscara de la ayuda social ha retornado el estilo populista de gobernar.
La llamada Teletón ha sido un espectáculo cuyo fundamento ha sido la mejora de los índices de popularidad presidencial. Sin controles ni candados contra la corrupción, nadie sabe cómo se administrarán los recursos obtenidos. La prensa, esa que adula y manipula con el pretexto que "tu opinión importa", ha olvidado con facilidad la forma incorrecta cómo se manejaron las donaciones y recursos obtenidos para los hasta ahora abandonados ciudadanos de Ica y Pisco.
Los usos y costumbres del fujimontesinismo han regresado. Es el retorno del "camioncito de pescado" del que se jactaban los hermanos Kouri. Es el reparto de dádivas y limosnas de Montesinos, quien sabía que distribuir favores a los que menos tienen es un costo marginal que bien pueden ser financiados por los recursos ilegales obtenidos de la corrupción.
En estos días la figura presidencial abunda en presentaciones populistas, se utilizan abiertamente los recursos del estado, prensa y una política sin temple callan ante estos sucesos. El aprofujimorismo brinda por la ayuda que le brinda la eterna izquierda desubicada, esa que se ha acostumbrado a ser furgón de cola de cuanto proyecto político le tienda un contrato.
La campaña de manipulación está en marcha, por todo lo alto porque saben que es muy fácil engañar en el Perú. Se ha perdido por completo el sentido de la política como actividad educativa. El Perú sufre a un presidente sin norte, cuyo máximo interés es el de subir unos puntos en las encuestas y tal vez privilegiar los negocios de sus amigos.
Y mientras nos preocupamos de la Teletón, otros, muchos, siguen celebrando el Faenón.
2 comentarios:
Ojalá que las ratas de Palacio no cobren honorarios de éxito.
Sólo las mentes lúcidas como la suya se dan cuenta de que vivimos un robo a mano armada. Los mismos que adulan y hacen negocios con Alan son los mismos que antes lo hicieron con Fujimori.
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