viernes, 18 de julio de 2008

La fábrica de bombas de tiempo

Diversos eventos y decisiones preocupantes nos obligan a titular así esta entrada. Cada vez nos convencemos más de la necesidad de denunciar estos hechos pues constituyen la semilla del drama futuro.
El gobierno del presidente García, demagógicamente, ha emprendido una cruzada de crecimiento a pesar de las advertencias de personas conocedoras, en el sentido de evitar el calentamiento innecesario de nuestra economía.
Aunque tardíamente, el presidente del BCR Julio Velarde, dice que no se puede seguir creciendo a tasas de dos dígitos. Reaccionó. Cómo nos hubiera gustado escucharlo hace 6 meses en que su optimismo demostraba un caracter irreflexivo impropio de quien constitucionalmente debe velar por la salud monetaria del país.
Sin embargo todo parece indicar que el capricho presidencial de sentirse el conductor económico del país permanece vigente. En menos de 24 horas el presidente García indica que sí debemos seguir creciendo y, en un derroche demagógico, indica que nuestra economía "está blindada" a la vez que solicitaba a los empresarios del ramo de la construcción que se empeñaran en el proyecto de convertir a la Costa Verde en otra Copacabana, es decir de la olimpiada a la playa, y ante semejante "sueño" la respuesta del empresariado -cómo no- fue un coro de aplausos.
La burbuja que ya estalló en Estados Unidos, en España y ahora en México, por si no lo sabe el presidente es inmobiliaria. Aquí mismo la fiebre irracional de construcción de edificios destruyendo apacibles espacios urbanos van a poblar a Lima de edificios habitados por fantasmas. La burbuja ya se instaló en Perú, está creciendo aún y en cualquier momento estallará. La fiebre del consumo (que se ve penosamente todos los viernes y sábados) se paga con plástico, con tarjetas de crédito, con el dinero que aún no se tiene y que no se sabe si se tendrá, es decir se está empeñando el futuro.
Todo este cuadro me recuerda la forma como el presidente García actuó entre los años 1985 y 1987. Con los mismos empresarios que ahora lo aplauden. Es decir ni los unos ni los otros han madurado. Tampoco han aprendido. La cantidad de bombas de tiempo que están sembrando el Dr. García convertirán al próximo gobierno en uno, nuevamente, de reconstrucción nacional.

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