domingo, 15 de junio de 2008

Francia invierte en sus universidades

500 millones de euros, casi 650 millones de dólares entregará el gobierno francés a cada una de las seis universidades que han sido seleccionadas para mejorar en capacidades, profesores e infraestructura.
Un anterior artículo de Foreign Policy daba cuenta de la forma como China e india invertían en educación, investigación y desarrollo. En América Latina el desafío lo han comprendido muy bien países como México, Chile, Colombia, Costa Rica y Brasil. Estados Unidos concentra en zonas geográficas como Boston o California, universidades de élite y potentes centros de investigación. En Perú lamentablemente Alan García habla bien y punto. No se está haciendo nada importante por la educación.
La noticia sobre Francia la leí en el ABC y la comnparto con ustedes:

Tras un concurso, se adjudica una financiación sin precedentes -500 millones de euros- a cada una de las universidades seleccionadas, para una renovación total de sus infraestructuras. Seis centros de educación superior han logrado esa adjudicación mientras que otras cuatro podrán hacerlo en los próximos meses. Supone reconocer el esfuerzo que necesita Europa para recuperar el liderazgo y la competencia que antaño tuvo en el terreno de la creación de conocimiento. Se elaboran rankings de calidad de las universidades del mundo, que tienen limitaciones notables; pero la necesidad de ese esfuerzo europeo es patente, nuestros resultados no son los deseables cualquiera que sea la forma de elaborar la clasificación. Zonas del mundo, como el área de Boston, desde donde escribo ahora, suponen una concentración de centros de formación y de investigación que carece de precedentes. Tal es la apuesta por el desarrollo conocimiento de algunas sociedades actuales.En qué ha quedado la agenda de Lisboa 2000, con su solemne proclamación de que «haremos de la economía europea las más competitiva de las basadas en el conocimiento». La iniciativa francesa supone romper con una tendencia, también arraigada entre nosotros, a atribuir recursos de manera igualitaria. Tendencia que tiene su correlato en la propia gestión interna de las universidades.La atribución a unas pocas de tan ingente cantidad de recursos, lógicamente supondrá limitar a las demás. La pregunta entonces es si la mejor política está en ese incentivo externo, sobrefinanciar a quienes presenten el mejor proyecto, o asegurar además una nueva forma de gestión más ambiciosa, en la que el gobierno universitario garantice ese esfuerzo en pro de la mejora de los centros. Sobre la mesa del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación está esta papeleta.

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