Los tiempos han cambiado. Nunca antes los ciudadanos han
tenido tantas facilidades para expresar lo que sienten respecto a un producto,
un servicio, una marca. Hoy los ciudadanos buscan información antes de tomar un
servicio o comprar un producto. Quieren y buscan estar informados. Y es eso los
que le brinda Internet, información permanente, en línea y a costo cero. Para
los ciudadanos es muy fácil alabar, recomendar, criticar, ensalzar a una
empresa o a una marca determinada. Las redes sociales se lo permiten. Y si bien
es cierto según las estadísticas más son las críticas, lo importante es que se
puede establecer un diálogo abierto y constructivo con los clientes. La mayoría
de ellos está dispuesto a conversar y las empresas deben estar abiertas a ello.
El problema no son las críticas. Siempre serán mayoría. El
problema es ignorar lo que se escribe de nosotros y no tener vocación genuina
de cambio o enmienda. No se debe olvidar que según los cálculos un usuario que
tenga 150 seguidores en Facebook puede alcanzar la friolera de 3 millones de
receptores de su mensaje con el tremendo daño o beneficio que ello causaría.
Las redes son importantes, más de lo que imaginamos. Y los usuarios quieren
expresarse de allí que startups como Critizen se conviertan en alternativas muy
buscadas a partir del hecho que permiten la crítica o sugerencia permanente en
Internet.
Un buen artículo sobre el particular lo puede leer aquí (tomado de Expansión,com)
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