miércoles, 6 de marzo de 2013

En la recta final se requiere arrojo y audacia política

Cuando las encuestas mencionaban que el NO reducía su distancia respecto al SÍ, señalaba que me hubiera gustado mucho que esa tendencia se manifestara faltando diez días para las elecciones y no a 25 días del acto electoral. Lo señalaba así porque era un hecho que ese acortamiento iba a despertar un excesivo entusiasmo en los partidarios del NO, lo que podría generar cierta inmovilidad y abandono de lo político, que era lo que en cierta medida había ayudado a disminuir la brecha existente. Por otro lado, suponer que los partidarios del SÍ no iban a redoblar esfuerzos era un acto de ingenuidad suprema. Acortar las distancias entre ambas posiciones fue el acicate que necesitó el SÍ para empezar a hacer proselitismo en serio. Los resultados saltan a la vista. Nuevamente se ha ampliado la distancia y ahora los optimistas están en el lado del SÍ, tanto que Javier Velásquez Quesquén ha dicho en forma imperial “que la suerte está echada, y solo basta con preparar al equipo de personeros que defienda al voto”.
No es así. En los 12 días que faltan para el día de los comicios cualquier cosa puede suceder. Si todo sigue igual, es decir, si los partidarios de uno y otro bando siguen haciendo lo mismo, pues la brecha se mantendrá y la tendencia a favor del SÍ se fortalecerá. Si en cambio uno u otro sector empiezan a hacer cosas distintas, las brechas se pueden modificar en el sentido que los planteamientos y los movimientos que protagonicen revocadores y no revocadores se dirijan.
Por eso considero que es un grave error anunciar que Susana Villarán no va a participar de este tramo final, por lo menos en un debate. Es ella la única que puede modificar la tendencia a favor del SÍ, saliendo al frente con emplazamientos y planteamientos. Ya antes Lourdes Flores demostró, justo con Susana Villarán, que la tendencia puede modificarse en los últimos días. Lourdes hizo política, Susana se ocultó y la lideresa pepecista casi gana las elecciones. En estos días no será nadie del entorno villaranista capaz de forjar un cambio en las tendencias. A lo único que se contribuirá será a que se disemine la idea que Susana Villarán no quiso enfrentar con coraje político el tramo final.
Igual sucede en el sector revocador. Luis Castañeda, si desea, no va al debate, pero puede tener una presencia masiva en los medios en el tramo final. Ello serviría para consolidar el voto duro en los sectores D y E, que están mayoritariamente a favor del SÍ. La única persona que podría confrontarlo sería Susana Villarán. Es en ello en lo que debe reflexionar.
Finalmente, la exposición de motivos de este domingo 10, por falta de los protagonistas estelares, no tendrá, en absoluto, ninguna repercusión en las tendencias actuales. Ni siquiera generará el rating necesario para formar una masa crítica que mueva el sentido actual de la opinión.
 

 

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