De qué magnitud habrá sido la descomposición ambiental en
nuestro país que el Perú ha pasado del puesto 31 al 81 en el reciente Índice de Desempeño Ambiental 2012 que hace poco ha publicado la Universidad de Yale.
El Índice de Desempeño Ambiental (EPI por sus siglas en
inglés) es uno de los trabajos más serios y profesionales del mundo en materia
del medio ambiente. Sus resultados y recomendaciones son motivo para la
discusión y debate en los países
con una mínima institucionalidad
y también son fuente para políticas públicas de protección del medio ambiente y
la biodiversidad.
En el Perú este indicador pasa desapercibido. No porque no se
conozca (sería el colmo de nuestra debacle político-económico-académica que no
se conociera), sino porque se evita el dar a conocerlo. Es un informe incómodo
para los cortoplacistas, los mercantilistas y los pequeños empresarios que
prefieren la gigantesca ganancia antes que el futuro del país.
No dudo de los resultados del EPI 2012. Durante el gobierno
del doctor Alan García la política ambiental ha sido nefasta. Concesiones
abusivas en la selva, leyes de pesca que lotizan el mar peruano a perpetuidad,
deterioro de las fuentes de agua, incremento de la informalidad, desprecio por
las energías renovables, aumento de los cultivos industriales, inseguridad
alimentaria es parte de la herencia de un gobierno mediocre que trabajó sólo en
función de la riqueza inmediata, sin visión de futuro. El continuismo de la misma
línea por parte del señor Ollanta Humala nos confirma en la percepción que
tiene el mundo sobre nuestro deterioro ambiental.
Es paradójico que durante el gobierno anterior se creara
el Ministerio del Ambiente y en paralelo
el Perú descienda 50 posiciones en el Índice de Desempeño Ambiental de la
Universidad de Yale. Con excepción de la gestión del Dr. Ricardo Giesecke, el
Ministerio del Ambiente en el Perú ha estado a cargo de personas que utilizaron
su formación científica o jurídica para justificar los atropellos al medio
ambiente, aprovechando del desconocimiento generalizado sobre el tema. Allí
están las consecuencias, el Perú se debate en las honduras de la destrucción
ambiental.
Hay enormes desafíos de por medio para lograr un desarrollo
sostenible. Uno de ellos es la minería. El Perú sufre las consecuencias de la
explotación minera, formal e informal. Tanto daño han hecho a nuestras
poblaciones los formales en Choropampa, Moquegua y Tacna como los informales en
Puno y Madre de Dios. Es hora pues de que se debata qué tipo de desarrollo
queremos, o el que apuesta por la explotación de sus recursos naturales o el
que se inclina por la vía de conservarlos y hacer de los lugares que los
contienen un capital de la humanidad.
El gobierno anuncia la creación de una Comisión para mejorar
las normas ambientales. No es necesaria, bastaría con que se cumplan las leyes
vigentes o que no se retuerza mediante el reglamento el espíritu legislativo.
Aquí se arman reservorios en cabeceras de cuencas, lo que prohíbe la Ley de
Aguas y se ignora la consulta a los pueblos, que indica la Ley de Consulta Previa.
Así seguiremos construyendo nuestra propia destrucción, acabando con uno de los
sistemas ambientales más hermosos y completos del mundo.
Juan Sheput
Vea el documento completo: Índice de Desempeño Económico 2012 Universidad de Yale
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