Hace unos días el país se
consumía en un debate, necesario, sobre las características que deberían tener
los conductores de los sectores de defensa e interior. Conocida la astucia y
crueldad del enemigo había consenso en que en estos casos la estrategia no es
suficiente sino que también importa el
liderazgo. Los planes cuentan pero también las personas, pues son estas
últimas la que transmiten conducción, firmeza, motivación y reconocimiento,
todo ellos atributos del líder.
Al conocer los recientes
nombramientos en los ministerios de Defensa y del Interior, es obvio que el presidente Humala
no ha tomado en cuenta esta característica esencial que se requería para
carteras tan complejas. Si bien es cierto la propuesta, constitucionalmente,
viene del Premier Valdés, es el presidente Humala quien decide. Si ha optado
por dos allegados, desconocedores del tema bien vale preguntarse ¿Cuáles son
las prioridades del gobierno?
Los ministros nombrados
desconocen el terreno de la defensa y de la seguridad interna. Dependerán de
terceros. Independientemente de sus cualidades personales no tienen solidez
política tanto así que al señor José Urquizo se le señala como responsable,
cuando ministro de Producción, de que
adquieran niveles de crisis asuntos manejables como los relacionados con la
merluza y la muerte de pelícanos. El
silencio mediático y la huida a Qatar fueron señales de un ministro que, al
igual que el presidente Humala, no enfrenta los problemas sino los evade. De repente en premio a esa identidad hoy José
Urquizo es ministro de Defensa, un ministro a la medida del actual presidente.
Volviendo a la pregunta sobre las
prioridades del gobierno vale la pena interrogarse el por qué el presidente
elige a personas que a todas luces no están capacitadas para liderar a las
fuerzas armadas y policiales en momentos tan complejos. De repente la lealtad y
confianza que tiene el presidente Humala en estos personajes es lo que se
necesita para el secretismo que se busca en la compra de armamento y pertrechos
siempre tan controversiales. O de
repente se necesita a ministros con vocación por, digamos, la flexibilidad,
para que un asesor, Adrián Villafuerte, ex secretario personal del General César
Saucedo Sánchez, preso por corrupción, haga lo que crea conveniente en las Fuerzas
Armadas.
Si así fuera pues el gobierno
está haciendo todo lo posible para que nuevamente, luego de doce años, vuelva a imperar el desconcierto, la inseguridad
e incomodidad en las fuerzas del orden. Ya no se ascenderá por mérito sino por
sumisión, el profesionalismo será menos importante que la identificación con el
régimen. Y todo esto en medio no sólo de la lucha en el VRAE sino de la eventualidad de atravesar por
momentos complicados como resultado de un eventual fallo favorable en La Haya.
¿Le importa eso a Ollanta Humala?
Pues pareciera que no. Sabe en su fuero interno que para conquistar a la
opinión pública y a cierto sector de la clase política y empresarial basta con correr un poco, mandar un tweet y
seguir con la economía en piloto automático.
Juan Sheput
Este artículo ha sido publicado hoy en Diario 16
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1 comentario:
Ya hizo su regalada gana en los ascensos: su promoción,parientes y amigos....igual en los nombramientos de agregados militates...Eso también se llama corrupción...
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