Hace unos días, en visita de fin
de semana, veíamos cómo Hugo Chávez, en presencia de Ollanta Humala, daba
órdenes a sus ministros sobre cómo y dónde debían iniciar operaciones en el
Perú. Eufórico e incontenible en sus palabras, Hugo Chávez reforzaba sus
indicaciones con un plumón, con el que señalaba y hacía círculos en el mapa
peruano. Ilo, Paita (tienes que ir a Paita donde están los fosfatos, decía Chávez a su ministro de energía y petróleo),
la selva, Iquitos, eran marcadas mientras daba indicaciones directamente a sus
funcionarios sobre qué hacer. A su lado, el nacionalista Ollanta Humala - ese
que en tiempos de campaña amenazaba con marchar en la frontera chilena- sólo atinaba a sonreir nerviosamente, en silencio. Lo mismo hacían
sus acompañantes peruanos que miraban como los funcionarios venezolanos recibían
indicaciones del presidente venezolano sobre acciones en nuestro territorio.
Nunca antes había visto tan poca dignidad y tan poco ejercicio de la soberanía
por parte de un mandatario peruano. Sin embargo en nuestro país, no hubo sorpresa
ni crítica. Sólo un silencio cómplice. No puedo negar que al ver ese
espectáculo, como peruano sentí gran inconformidad.
Como diría el historiador
británico Tony Judt, algo anda mal. Nuestro país se ha vuelto poco exigente,
conformista con la mediocridad y la
debacle institucional ni siquiera nos alarma. En el último mes el Poder
Judicial da vacaciones a acusados de terrorismo o envía a su casa a implicados
en graves delitos de corrupción; la Fiscalía, en la misma línea, dice que no
procede la investigación de evidentes signos de corrupción que generaron la más
grave crisis política del gobierno anterior; Humala firma convenios con Chávez
y luego da explicaciones parciales al Congreso; el Congreso tiene como máxima
expresión de su agenda el caso Chehade; se generan congestionamientos vehiculares
que causan miles de horas hombre perdidas por el mal organizado rally Dakar y
la inseguridad ciudadana sigue matando y secuestrando. En el colmo de la
simpleza argumental se pide que los ciudadanos se armen para defenderse de lo
que el gobierno no puede combatir: la delincuencia. Se ignora que esa es la vía
más rápida para la mexicanización, para la difusión del sicariato, para el
retroceso al ojo por ojo y no se ve que en el futuro inmediato el delincuente
se asegurará y primero matará y luego asaltará como de manera lúcida señaló
César Hildebrandt.
Algo anda mal. Las bancadas ya no
se unen para impulsar agendas legislativas o impulsar reformas sino para
blindar a implicados en actos de corrupción, como vergonzosamente lo hace la
bancada de Alianza Parlamentaria en el caso Chehade. Se desaprovecha la alta
aceptación para reformar la estructura política que reclama, entre otros
puntos, que se elimine el voto preferencial. Se quiere revocar a una alcaldesa
a quien a la vez se reconoce como honesta y se reconoce como mejor alcalde a
un personaje que merece la cárcel según
el procurador.
Algo anda mal. Un reciente
estudio indica que el Perú, de seguir creciendo así, será la vigésimo sexta
potencia mundial en el 2050. No me parece serio ese estudio. Si el Perú sigue
así, retrocediendo, apostando por un crecimiento primario, sin valores y
mercantilista, sin instituciones, no sólo jamás será una potencia sino será,
con toda seguridad, un estado fallido, un estado cuyo orden lo determinarán los
poderes fácticos y en especial la delincuencia organizada.
Juan Sheput
Este artículo ha sido publicado en Diario 16
1 comentario:
EN LO QUE COMPETE A LA SEGURIDAD CIUDADANA, SE SABE QUE SON TRES COMPONENTES IMPORTANTES EN ESTE ESQUEMA.
LA POLICÍA NACIONAL DEFICIENTE QUE TENEMOS.
EL PODER JUDICIAL CORRUPTO, QUE NO ENCIERRA A LOS DELINCUENTES, POR EL CONTRARIO, HACE QUE INGRESEN A LAS ESCUELAS DE PERFECCIONAMIENTO (CÁRCEL) Y LUEGO EN EL MENOR TIEMPO POSIBLE PERMITEN QUE SALGAN COLEGIADOS,
Y EL PAUPÉRRIMO CONGRESO QUE TENEMOS, YA QUE COMO NO HAY BOLSAS DE DINERO PARA QUE IMPULSEN TRABAJAR EN LEYES SOBRE EL TEMA, NO HACEN NADA.
CON ESTO EL 2050 SEREMOS ANCIANOS O ESTAREMOS EN OTRA DIMENSIÓN, MIRANDO CON PENA A DONDE NOS LLEVARAN LOS GOBERNANTES.
DEBEMOS DESARROLLAR EL INTERIOR DEL PAÍS EN TODO SENTIDO, CUANDO SUPEREMOS ESE LASTRE, PODRÍAMOS HABLAR DE CAMBIOS Y NO DE RANKING DE FALACIAS.
ATTE
FRANCISCO TORRES
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