El narco. Asi llaman en México al narcotráfico. De tanto hablar de él han tenido, por triste comodidad coloquial, que acortar la palabra. Sin embargo lo que no se ha acortado es la guerra que se viene librando, de manera sanguinaria contra los grupos de narcotraficantes llamados cárteles.
Cada cual es más sanguinario. Se empeñan en aparecer así, pues es una forma de generar temor, de desanimar y desmoralizar. Parece que no se dan cuenta que, de tanto matar, ya se han vuelto insensibles. Es terrible, pero es la realidad.
El narco sigue en su guerra implacable contra el estado mexicano. Los grupos de oposición, que aspiran llegar al poder, dicen que suspenderán esta guerra que ha bañado en sangre al territorio mexicano. Sin embargo la prestigiosa Stratfor dice que la guerra continuará, que debe continuar.
La revista Proceso resume el informe, de la siguiente manera:
En un informe titulado El nuevo presidente mexicano, ¿la misma guerra contra los cárteles?, difundido este jueves 16 en su sitio en internet, Stratfor refiere que los partidos de oposición han criticado la estrategia contra el narcotráfico implementada por el gobierno de Calderón.
Sostiene que el PRD, pero sobre todo el PRI, han lanzado como “un globo de ensayo” una idea que flota en el ambiente: que si su respectivo candidato presidencial es elegido, éste “dará marcha atrás a la estrategia de Calderón de perseguir con mano dura a los cárteles de la droga y, en cambio, tratar de alcanzar algún tipo de acuerdo con ellos”.
“Esta política podría incluir el levantamiento de la presión gubernamental contra los cárteles y así, de manera ostensible, reducir el nivel de violencia que está arruinando al país”, sostiene el informe.
“En efecto –continúa–, esta estrategia implicaría un retorno al status quo que prevaleció durante las administraciones del PRI, partido que gobernó México por décadas” antes del año 2000.
Sin embargo, advierte: “Mientras la retórica política podría aprovechar de manera efectiva el descontento público con la actual situación en México –y quizá obtener votos para los partidos de oposición–, el actual ambiente en México es muy diferente al de los años noventa. Este ambiente dictará que no importa quién gane la elección en 2012; el nuevo presidente no tendrá más remedio que mantener la compaña contra los cárteles mexicanos del narcotráfico”.
Objetivos de ataque
El informe de Stratfor, firmado por Scott Stewart, sostiene que la violencia que actualmente sacude a México tiene una dinámica muy diferente a la que sufrió Colombia en los años ochenta. Recuerda que en ese tiempo el capo colombiano Pablo Escobar y sus sicarios llevaron a cabo ataques terroristas contra la población civil y contra el gobierno.
“Escobar pensaba que sus ataques podrían intimidar al gobierno colombiano y empujarlo hacía un tipo de acuerdo como el que se discute actualmente en México. Pero este cálculo fue equivocado y los ataques sólo sirvieron para poner en su contra a la opinión pública y al gobierno”, dice el informe.
Señala que –a diferencia del caso colombiano– la “mayor parte de la violencia en México es de un cártel contra otro cártel; y éstos no han escogido explícitamente objetivos civiles o al gobierno”.
Sostiene que “incluso la violencia que se observa directamente contra agentes de la policía mexicana o figuras del gobierno, ésta no se debe a los cargos que desempeñan, sino a la percepción de que ellos están en la nómina de un cártel rival”.
“Puede haber excepciones –aclara–, pero los ataques de los cárteles contra figuras del gobierno son normalmente intentos por socavar la red de apoyo de un cártel rival y no en represalia contra el gobierno”.
Pone un ejemplo: “El cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha, incluso, producido y distribuido videos en los que sus miembros declaran que no quieren pelear con el gobierno federal y los militares, sino contra funcionarios corruptos alineados con sus enemigos.”
“Esta dinámica significa que, aun si los militares mexicanos y la Policía Federal suavizaran sus operaciones contra el tráfico de drogas, la guerra entre los cárteles y sus facciones continuarían”, sostiene el reporte.
La Hidra
El informe de Stratfor dice que un eventual “esfuerzo por lograr un acuerdo con los cárteles del narcotráfico sería obstaculizado debido a la manera en que ha cambiado el panorama de los cárteles en los últimos años”.
Señala la fragmentación que han sufrido los cárteles. Pone por caso a la organización de los Beltrán Leyva, que primero se separó del cártel del Golfo y después se dividió en dos facciones, una comandada por Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, y otra –autonombrada cártel del Pacífico Sur— comandada por Héctor Beltrán Leyva. Señala que después del arresto de La Barbie, su facción se dividió, a su vez, y una facción formó el cártel Independiente de Acapulco (Cida).
“Por lo tanto, la organización de los Beltrán Leyva no sólo dejó a la Federación de Sinaloa, sino que se dividió en dos ocasiones para formar tres nuevos cáteles”, apunta.
Recuerda, además, que los dos principales cárteles –Sinaloa y Los Zetas– establecen alianzas provisionales más que construir organizaciones jerarquizadas; y existen todavía muchos pequeños grupos independientes, como el Cida, La Resistencia o el CJNG.
“Para un gobierno esto significa que los intentos de negociar algún tipo de entendimiento universal con los cárteles para disminuir la violencia, serán ahora más difíciles que hace una década”, sostiene.
“Aún si el gobierno pudiera reunir a todas esas partes y convencerlas de acordar un cese de las hostilidades, la pregunta sería: ¿Qué tan confiable serían para todos las promesas que se harían?”, añade.
El informe destaca que “varios cárteles hacen frecuentemente alianzas y acuerdos sólo para romperlos después; y aliados estrechos pueden rápidamente convertirse en los enemigos más amargos, como el cártel del Golfo y su antiguo brazo armado, Los Zetas”.
El reporte señala: “Durante los últimos años hemos escuchado afirmaciones en el sentido de que la administración de Calderón favorece a la Federación de Sinaloa y que el verdadero plan del presidente consiste en permitir o incluso ayudar a la Federación de Sinaloa a convertirse en el cártel dominante en México.
“De acuerdo con esta versión, la Federación de Sinaloa podría imponer la paz debido a que tiene un mayor poder de fuego y proveería al gobierno de un solo punto de contacto, en lugar de varias cabezas de una hidra de cárteles.”
Pero sostiene que este concepto tiene al menos un problema: cada vez que la Federación de Sinaloa tiene rupturas internas estalla la violencia.
Negocios paralelos
El informe subraya que los cárteles “han experimentado mayores dificultades para mover grandes cantidades de narcóticos hacia Estados Unidos debido a la presión de las fuerzas del orden y debido a que han perdido importantes corredores para el tráfico ante bandas rivales”.
Como consecuencia de ello, los cárteles mexicanos se han involucrado en otros “negocios”: secuestros, extorsión, robo de carga, tráfico humano, prostitución, la piratería de música y videos, entre otros.
“Estas líneas adicionales de negocios son lucrativas y es poco probable que los cárteles las abandonen, aun si se facilitara el tráfico de drogas.
“El narcotráfico representa la más sustancial fuente de ingresos para los cárteles, pero no es su única línea de negocios. Si los cárteles perdieran el flujo de ingresos producto de la venta de drogas, ellos mantendrían grupos de sicarios fuertemente armados que se verían forzados a apoyarse en sus otras líneas de negocios”, agrega.
Asimismo, señala que, debido a la naturaleza de muchos de estos crímenes –como la extorsión o los secuestros–, se pondría en el centro de la violencia a víctimas inocentes, más de las que provoca el tráfico de drogas.
Así, sostiene el informe, “conforme las elecciones mexicanas se acercan, la idea de un acuerdo con los cárteles puede mantenerse presente como alternativa lógica ante la política actual y podría ser usada para ganar capital político”.
Pero advierte: “Cualquiera que examine con cuidado la situación verá que este concepto es totalmente insostenible.
“Así como el presidente Barack Obama fue forzado por la realidad a seguir muchas de las políticas de la administración Bush que había criticado, el próximo presidente mexicano no tendrá más remedio que seguir la política del gobierno de Calderón en luchar contra los cárteles del narcotráfico, concluye.
Como ven, la lucha debe continuar.
El informe completo de Stratfor lo pueden leer aquí:
New Mexican President, same cartel war?
Cada cual es más sanguinario. Se empeñan en aparecer así, pues es una forma de generar temor, de desanimar y desmoralizar. Parece que no se dan cuenta que, de tanto matar, ya se han vuelto insensibles. Es terrible, pero es la realidad.
El narco sigue en su guerra implacable contra el estado mexicano. Los grupos de oposición, que aspiran llegar al poder, dicen que suspenderán esta guerra que ha bañado en sangre al territorio mexicano. Sin embargo la prestigiosa Stratfor dice que la guerra continuará, que debe continuar.
La revista Proceso resume el informe, de la siguiente manera:
En un informe titulado El nuevo presidente mexicano, ¿la misma guerra contra los cárteles?, difundido este jueves 16 en su sitio en internet, Stratfor refiere que los partidos de oposición han criticado la estrategia contra el narcotráfico implementada por el gobierno de Calderón.
Sostiene que el PRD, pero sobre todo el PRI, han lanzado como “un globo de ensayo” una idea que flota en el ambiente: que si su respectivo candidato presidencial es elegido, éste “dará marcha atrás a la estrategia de Calderón de perseguir con mano dura a los cárteles de la droga y, en cambio, tratar de alcanzar algún tipo de acuerdo con ellos”.
“Esta política podría incluir el levantamiento de la presión gubernamental contra los cárteles y así, de manera ostensible, reducir el nivel de violencia que está arruinando al país”, sostiene el informe.
“En efecto –continúa–, esta estrategia implicaría un retorno al status quo que prevaleció durante las administraciones del PRI, partido que gobernó México por décadas” antes del año 2000.
Sin embargo, advierte: “Mientras la retórica política podría aprovechar de manera efectiva el descontento público con la actual situación en México –y quizá obtener votos para los partidos de oposición–, el actual ambiente en México es muy diferente al de los años noventa. Este ambiente dictará que no importa quién gane la elección en 2012; el nuevo presidente no tendrá más remedio que mantener la compaña contra los cárteles mexicanos del narcotráfico”.
Objetivos de ataque
El informe de Stratfor, firmado por Scott Stewart, sostiene que la violencia que actualmente sacude a México tiene una dinámica muy diferente a la que sufrió Colombia en los años ochenta. Recuerda que en ese tiempo el capo colombiano Pablo Escobar y sus sicarios llevaron a cabo ataques terroristas contra la población civil y contra el gobierno.
“Escobar pensaba que sus ataques podrían intimidar al gobierno colombiano y empujarlo hacía un tipo de acuerdo como el que se discute actualmente en México. Pero este cálculo fue equivocado y los ataques sólo sirvieron para poner en su contra a la opinión pública y al gobierno”, dice el informe.
Señala que –a diferencia del caso colombiano– la “mayor parte de la violencia en México es de un cártel contra otro cártel; y éstos no han escogido explícitamente objetivos civiles o al gobierno”.
Sostiene que “incluso la violencia que se observa directamente contra agentes de la policía mexicana o figuras del gobierno, ésta no se debe a los cargos que desempeñan, sino a la percepción de que ellos están en la nómina de un cártel rival”.
“Puede haber excepciones –aclara–, pero los ataques de los cárteles contra figuras del gobierno son normalmente intentos por socavar la red de apoyo de un cártel rival y no en represalia contra el gobierno”.
Pone un ejemplo: “El cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha, incluso, producido y distribuido videos en los que sus miembros declaran que no quieren pelear con el gobierno federal y los militares, sino contra funcionarios corruptos alineados con sus enemigos.”
“Esta dinámica significa que, aun si los militares mexicanos y la Policía Federal suavizaran sus operaciones contra el tráfico de drogas, la guerra entre los cárteles y sus facciones continuarían”, sostiene el reporte.
La Hidra
El informe de Stratfor dice que un eventual “esfuerzo por lograr un acuerdo con los cárteles del narcotráfico sería obstaculizado debido a la manera en que ha cambiado el panorama de los cárteles en los últimos años”.
Señala la fragmentación que han sufrido los cárteles. Pone por caso a la organización de los Beltrán Leyva, que primero se separó del cártel del Golfo y después se dividió en dos facciones, una comandada por Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, y otra –autonombrada cártel del Pacífico Sur— comandada por Héctor Beltrán Leyva. Señala que después del arresto de La Barbie, su facción se dividió, a su vez, y una facción formó el cártel Independiente de Acapulco (Cida).
“Por lo tanto, la organización de los Beltrán Leyva no sólo dejó a la Federación de Sinaloa, sino que se dividió en dos ocasiones para formar tres nuevos cáteles”, apunta.
Recuerda, además, que los dos principales cárteles –Sinaloa y Los Zetas– establecen alianzas provisionales más que construir organizaciones jerarquizadas; y existen todavía muchos pequeños grupos independientes, como el Cida, La Resistencia o el CJNG.
“Para un gobierno esto significa que los intentos de negociar algún tipo de entendimiento universal con los cárteles para disminuir la violencia, serán ahora más difíciles que hace una década”, sostiene.
“Aún si el gobierno pudiera reunir a todas esas partes y convencerlas de acordar un cese de las hostilidades, la pregunta sería: ¿Qué tan confiable serían para todos las promesas que se harían?”, añade.
El informe destaca que “varios cárteles hacen frecuentemente alianzas y acuerdos sólo para romperlos después; y aliados estrechos pueden rápidamente convertirse en los enemigos más amargos, como el cártel del Golfo y su antiguo brazo armado, Los Zetas”.
El reporte señala: “Durante los últimos años hemos escuchado afirmaciones en el sentido de que la administración de Calderón favorece a la Federación de Sinaloa y que el verdadero plan del presidente consiste en permitir o incluso ayudar a la Federación de Sinaloa a convertirse en el cártel dominante en México.
“De acuerdo con esta versión, la Federación de Sinaloa podría imponer la paz debido a que tiene un mayor poder de fuego y proveería al gobierno de un solo punto de contacto, en lugar de varias cabezas de una hidra de cárteles.”
Pero sostiene que este concepto tiene al menos un problema: cada vez que la Federación de Sinaloa tiene rupturas internas estalla la violencia.
Negocios paralelos
El informe subraya que los cárteles “han experimentado mayores dificultades para mover grandes cantidades de narcóticos hacia Estados Unidos debido a la presión de las fuerzas del orden y debido a que han perdido importantes corredores para el tráfico ante bandas rivales”.
Como consecuencia de ello, los cárteles mexicanos se han involucrado en otros “negocios”: secuestros, extorsión, robo de carga, tráfico humano, prostitución, la piratería de música y videos, entre otros.
“Estas líneas adicionales de negocios son lucrativas y es poco probable que los cárteles las abandonen, aun si se facilitara el tráfico de drogas.
“El narcotráfico representa la más sustancial fuente de ingresos para los cárteles, pero no es su única línea de negocios. Si los cárteles perdieran el flujo de ingresos producto de la venta de drogas, ellos mantendrían grupos de sicarios fuertemente armados que se verían forzados a apoyarse en sus otras líneas de negocios”, agrega.
Asimismo, señala que, debido a la naturaleza de muchos de estos crímenes –como la extorsión o los secuestros–, se pondría en el centro de la violencia a víctimas inocentes, más de las que provoca el tráfico de drogas.
Así, sostiene el informe, “conforme las elecciones mexicanas se acercan, la idea de un acuerdo con los cárteles puede mantenerse presente como alternativa lógica ante la política actual y podría ser usada para ganar capital político”.
Pero advierte: “Cualquiera que examine con cuidado la situación verá que este concepto es totalmente insostenible.
“Así como el presidente Barack Obama fue forzado por la realidad a seguir muchas de las políticas de la administración Bush que había criticado, el próximo presidente mexicano no tendrá más remedio que seguir la política del gobierno de Calderón en luchar contra los cárteles del narcotráfico, concluye.
Como ven, la lucha debe continuar.
El informe completo de Stratfor lo pueden leer aquí:
New Mexican President, same cartel war?
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