La lección de la Alcaldesa
En el Perú no sólo la pobreza es hereditaria, a veces también la corrupción. Y para que la cadena de la corrupción no se interrumpa es necesaria la conjunción de varios elementos: la complicidad, el silencio, la confirmación, no sólo de funcionarios, sino de estilos y costumbres. Así, la corrupción se convierte en parte del sistema, ratificando empleados cuestionables, consolidando normas y estilos inadmisibles.
Imaginen por un momento que Susana Villarán hubiera optado, digamos, por un camino distinto, ratificando a funcionarios y callando de manera cómplice en su gestión en la Municipalidad. Con el pretexto de la “eficiencia” iniciaba a continuación el festival de licitaciones, contando, como es obvio, con la misma OIM. De repente ganaba en “imagen”, esa que siendo falsa positiva, se cocina a punta de aceites, subiendo en popularidad. Pero no ha sido así y en buena hora. La Alcaldesa ha optado por el camino siempre difícil de enfrentarse a un sistema corrupto, que permite ganar prestigios endebles, pues se sostienen en pies de mermelada.
No hay otra forma de enfrentarse a la corrupción que denunciándola. Y las incorrecciones encontradas en la Municipalidad de Lima bien merecen un informe. Lima sufre las consecuencias de un conjunto de obras inconexas, gastos excesivos, abusos contra los ciudadanos, contaminación, enfermedades sociales. Todo ello ha sido posible gracias al mundo de la apariencia, ese que se siente cómodo con los reportes vía microondas, que acalla las denuncias, que cuenta con el respaldo de algunos dirigentes gremiales, a los cuáles sólo les interesa el dinero fácil, no importando los métodos que se utilicen para ello.
Los mismos que se encargaron de silenciar las ilegalidades e incompetencias de la gestión de Luis Castañeda Lossio hoy le exigen resultados, en menos de 3 meses, a Susana Villarán. Los que jamás alzaron la voz en 8 años ni dijeron nada ante la cuestionada compra de semáforos, las piletas que destruyeron hermosos e inclusivos parques, las amañadas revisiones técnicas, hoy se rasgan las vestiduras contra una gestión que intenta hacer un trabajo con transparencia y decencia. Dígame usted, ciudadano, si esta actuación no debe llamar la atención.
Los malos funcionarios se reciclan de gobierno a gobierno, y los estilos de sacarle la vuelta a la Ley, mediante la participación de organismos internacionales, también. Por ello es necesario destacar la presentación del Informe de la alcaldesa Susana Villarán porque representa una clara elección, la de querer hacer las cosas distintas, muy distintas a como las hizo su antecesor.
Ello, por supuesto, constituye una lección para todos, empezando por las agrupaciones que postulan a la presidencia de la República. Un deslinde con los usos y costumbres incorrectos es imprescindible para luchar contra ese flagelo de la corrupción.
Juan Sheput
Columna de Juan Sheput en Diario 16 del 16 de marzo del 2011
En el Perú no sólo la pobreza es hereditaria, a veces también la corrupción. Y para que la cadena de la corrupción no se interrumpa es necesaria la conjunción de varios elementos: la complicidad, el silencio, la confirmación, no sólo de funcionarios, sino de estilos y costumbres. Así, la corrupción se convierte en parte del sistema, ratificando empleados cuestionables, consolidando normas y estilos inadmisibles.
Imaginen por un momento que Susana Villarán hubiera optado, digamos, por un camino distinto, ratificando a funcionarios y callando de manera cómplice en su gestión en la Municipalidad. Con el pretexto de la “eficiencia” iniciaba a continuación el festival de licitaciones, contando, como es obvio, con la misma OIM. De repente ganaba en “imagen”, esa que siendo falsa positiva, se cocina a punta de aceites, subiendo en popularidad. Pero no ha sido así y en buena hora. La Alcaldesa ha optado por el camino siempre difícil de enfrentarse a un sistema corrupto, que permite ganar prestigios endebles, pues se sostienen en pies de mermelada.
No hay otra forma de enfrentarse a la corrupción que denunciándola. Y las incorrecciones encontradas en la Municipalidad de Lima bien merecen un informe. Lima sufre las consecuencias de un conjunto de obras inconexas, gastos excesivos, abusos contra los ciudadanos, contaminación, enfermedades sociales. Todo ello ha sido posible gracias al mundo de la apariencia, ese que se siente cómodo con los reportes vía microondas, que acalla las denuncias, que cuenta con el respaldo de algunos dirigentes gremiales, a los cuáles sólo les interesa el dinero fácil, no importando los métodos que se utilicen para ello.
Los mismos que se encargaron de silenciar las ilegalidades e incompetencias de la gestión de Luis Castañeda Lossio hoy le exigen resultados, en menos de 3 meses, a Susana Villarán. Los que jamás alzaron la voz en 8 años ni dijeron nada ante la cuestionada compra de semáforos, las piletas que destruyeron hermosos e inclusivos parques, las amañadas revisiones técnicas, hoy se rasgan las vestiduras contra una gestión que intenta hacer un trabajo con transparencia y decencia. Dígame usted, ciudadano, si esta actuación no debe llamar la atención.
Los malos funcionarios se reciclan de gobierno a gobierno, y los estilos de sacarle la vuelta a la Ley, mediante la participación de organismos internacionales, también. Por ello es necesario destacar la presentación del Informe de la alcaldesa Susana Villarán porque representa una clara elección, la de querer hacer las cosas distintas, muy distintas a como las hizo su antecesor.
Ello, por supuesto, constituye una lección para todos, empezando por las agrupaciones que postulan a la presidencia de la República. Un deslinde con los usos y costumbres incorrectos es imprescindible para luchar contra ese flagelo de la corrupción.
Juan Sheput
Columna de Juan Sheput en Diario 16 del 16 de marzo del 2011
2 comentarios:
Por eso todavia es tiempo para que Toledo corte toda relacion con Raul Diez Canseco, alguien que le hizo y sigue haciendo mucho dagno. Pero parece que Don Dinero es muy podereso y puede comprar todo.
Fuerza, fuerza y fuerza sra.Susana Villaràn ,siga trabajando como Ud. sabe.
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