Mezclar papas con camotes es la frase popular que resume el confundir, adrede, el sentido de las cosas. Cuando el presidente Alan García dice que no hay que preocuparse por la demora en la ONPE, que él mismo tuvo que esperar siete días para conocer los resultados, está jugando con la realidad. Claro que no dice que en dicha elección el Apra hizo presión jurídica, política y mediática. Por otro lado no se puede comparar una campaña presidencial con una municipal. En la primera las actas vienen de lugares lejanos a los centros de conteo como en Leticia, o del extranjero, donde los compatriotas votan. La misma elección es más complicada pues tiene el voto preferencial de los congresistas, todo ello configura un escenario más difícil para realizar la digitación de las actas.
En el caso municipal es todo lo contrario. Lima es una plaza en donde ni siquiera hay votación regional. Que el 26% de las actas estén observadas no sólo es un record sino una anomalía. Que las actas vayan a los jurados electorales, con jueces nombrados por el Dr. César Vega Vega de conocida militancia aprista, nos debe llamar la atención. Que no haya habido presupuesto para que la ONPE capacite a los miembros de mesa es un error de la gerencia respectiva en el organismo electoral. Que organismos de la sociedad civil como Transparencia, crean que estamos en un país donde las instituciones se hacen respetar y se olviden, también, de capacitar a personeros y miembros de mesa es una irresponsabilidad garrafal. Todo ello se confabula para el escenario que vivimos.
¿A qué se puede deber esta calculada demora en la obtención de los resultados?
No creo que sea alterar la tendencia, aunque esto no significa que no se esté alerta. Sería muy burdo que luego de 73% de actas digitadas se de por ganador a quien en los primeros tres cuartos del escrutinio en ningún momento ha ocupado el primer lugar. La demora tiene que ver, desde mi punto de vista con dos elementos, el político y el económico.
Desde el punto de vista político la idea es hacernos creer que el triunfo de Fuerza Social fue en la mesa, deslegitimando así el resultado de la elección popular. Una disputa "voto a voto", que se gane en "la mesa" quita poder y no es lo mismo que una victoria por tres o dos puntos porcentuales. Pasadas 72 horas, Fuerza Social no puede celebrar y eso ya dice mucho.
Otro elemento político es buscar que se calienten los ánimos en la izquierda. Una protesta o una marcha sería la perita en dulce para que se les señale como revoltosos y hasta se aprovechen para el anforazo. Fuerza Social no debe pisar el palito.
Otro elemento político tiene que ver con la lucha contra la corrupción. A la fecha no se pueden establecer las comisiones de transferencia. Debe haber alguien por allí que está trabajando 24 horas, arreglando archivos, fabricando informes legales, dandole soporte a licitaciones, en vista que se viene la auditoría. Cada día que pase, en ese sentido es valioso, para los que temen una inspección de las cuentas municipales.
Desde el punto de vista económico tenemos una muestra. A dos meses y medio que se marche de la municipalidad, el señor Luis Castañeda Lossio convoca a una conferencia de prensa con la embajadora de Francia para hablar del futuro subterráneo, del Metro de Lima. ¿Qué cree el señor Castañeda?¿Cree acaso que puede comprometer con su acelerada decisión el futuro de Lima? Hay que estar atentos porque en tanto no se proclame al ganador, la fiebre de licitaciones y trabajitos estará a la orden del día.
Si la ONPE indicara quien es el ganador y lo declarara el Jurado Nacional de Elecciones ya se habría conformado una Comisión de Transferencia Municipal, y los chicos de la municipalidad, los que se van, tendrían que empezar a explicar muchas cosas a la nueva administración. Pero eso, por el momento no es así, y le permite ganar tiempo a aquellos que se han pasado casi ocho años enriqueciendo su vida y casi sin hablar.
1 comentario:
Juan: coincido con lo que señalas. Faltaría agregar que eso se hace con la activa complicidad de la señora Flores (con bailecito y todo), que muestra así que el tiempo en la actividad política no la convirtió en estadista, ni mucho menos. De otro lado, llama la atención que el JNE que siempre está "fiscalizando" los errores de la ONPE no diga nada sobre este problema, y se una al coro de mudos.
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