Sin embargo en esa misma fecha los funcionarios de la Municipalidad de Lima, trabajaron a tiempo y dedicación completa. De seguro fue por algo excepcional, alg+un evento o comisión que se tenía que realizar por orden superior. Y vaya que así sería. Trabajaron por cumplir con los pagos a la empresa fantasmal Comunicore, esa del escándalo del pago de la Municipalidad de Lima, los días 29 y 30 de diciembre para que el 3 de Enero, primer día laborable luego de fiestas, los funcionarios de Comunicore tuvieran ya su primer cheque por más de 4 millones de soles. Que eficientes los miembros de la Municipalidad de Lima ¿no?
Nuevamente una eficiente investigación de Daniel Yovera saca a la luz una serie de documentos que el alcalde Luis Castañeda Lossio quisiera ver debajo de la alfombra. En efecto, el periodista Yovera nos informa que, en medio de las fiestas, para mayor detalle, en días de caracter no laborable, el municipio de Lima decidió pagar la millonaria deuda a la extraña empresa Comunicore con extraordinaria rapidez. Así como lo lee. Un verdadero escándalo que señalaría al alcalde Luis Castañeda Lossio y su entorno más cercano como el cuestionado funcionario Juan Blest, persona de confianza del alcalde desde hace más de dos décadas.
La nota de Daniel Yovera, a continuación:
Mientras más documentos del caso Comunicore aparecen, mejor se comprende cómo manejó la gestión del alcalde de Lima, Luis Castañeda, el pago de S/.35,9 millones a esa empresa absolutamente desconocida. Estos nuevos elementos nos dicen que la cancelación de la jugosa suma fue aprobada en medio de los feriados de fin de año y con una extraordinaria rapidez, impropia del sector público.
La revisión de estos documentos –comunicaciones entre el municipio, Relima y Comunicore, sostenidas en los últimos días de 2005– muestran la corta y fácil ruta que transitaron Comunicore y su operador Miguel Garro Barrera para conseguir que la comuna les pague los S/.35,9 millones, y evidencian que las agilísimas gestiones ediles fueron hechas, para decirlo en dos palabras, entre gallos y medianoche.
SINGULAR DOCUMENTO. Ya se sabe que la municipalidad tenía que honrar una deuda de S/.35.9 millones con la empresa Relima, su proveedora de servicios de limpieza de la ciudad, que sería pagada en diez años, según un cronograma que ambas entidades acordaron el 13 de octubre de ese año, y reiterado el 15 de diciembre por el gerente de Finanzas edil, Juan Blest.
Al siguiente día, viernes 16, Relima le envió un oficio al parecer no oficial a Blest, que es muy extraño por varias razones (ver facsímil). Primero, porque no tiene numeración, como sí la tienen los demás oficios de Relima.
Segundo, porque adjunta diez facturas que sumaban los S/.35.9 millones que la comuna debía pagar, como si supiera que el pago iba a ser inmediato y no fraccionado en diez años.
Y tercero, si bien aparece que el remitente es Miguel Garro –además de ser gerente Administrativo de Relima, era operador de Comunicore– la rúbrica estampada allí no es la de dicho personaje. Con todo eso, el oficio fue recibido por la Gerencia de Finanzas de la municipalidad (bajo el mando de Blest) el lunes 19 de diciembre.
El miércoles 21, la carta llegó a la Subgerencia de Tesorería con el visto bueno de Blest y una indicación de su puño y letra: “ver este pago”.
Es decir, entre el 19 y el 21 de diciembre, coincidentemente, mientras Relima le vendía la deuda a Comunicore, la gestión edil aprobaba el pago, al contado, con un gran costo para el contribuyente limeño.
LOS DOS OFICIOS. El 20 de diciembre Relima le vendió toda su acreencia a una desconocida empresa llamada Comunicore, pero por un valor de S/.14.6 millones. La comuna recién se enteró de esta transferencia, “formalmente”, el 27 de diciembre, cuando llegaron dos oficios, de Relima y Comunicore.
Ese día, Blest recibió dos cartas: la de Relima (ahora sí con numeración), redactada el martes 20 de diciembre, y la de Comunicore, elaborada el lunes 26. Pero aunque ambos escritos fueron hechos con una semana de diferencia, según los sellos, llegaron al despacho de Blest exactamente en el mismo instante: el martes 27 de diciembre a las 10:17 a.m., con los números de recepción 910 y 911, respectivamente.
Pese a ello, no hay registro de que Blest haya preguntado por esta coincidencia, ni que haya dispuesto una verificación sobre Comunicore, como ocurre en otras entidades del Estado. Tal vez, el que el oficio del 16 de diciembre no haya sido oficial explicaría por qué el día 20 Relima le vendió la deuda a Comunicore, pues aquella no habría estado informada “formalmente” del cambio de opinión edil, es decir, del cambio, sin explicación, del conveniente fraccionamiento a diez años por el pago al
contado.
SIN VERIFICACIÓN. Este diario ha podido averiguar que cuando en el Ministerio de Economía y Finanzas un acreedor notifica que ha cedido su deuda, la transferencia queda debidamente registrada solo cuando la oficina de Asesoría Legal verifica su legalidad.
Si bien estos pasos no son complejos, no se hacen de la noche a la mañana, como ocurrió en este caso. Por lo menos, en la hoja del visto bueno de Blest no se aprecia ninguna revisión de las credenciales de Comunicore ni se adjunta ningún informe al respecto. En resumen, la comuna no habría efectuado la debida verificación de la desconocida empresa, ni menos habría constatado, vía Asesoría Legal, si el contrato de concesión contenía una cláusula que le posibilitaba a Relima la venta de la
deuda.
Castañeda recorrió todo ese camino en apenas tres días hábiles y algunas horas más para empezar a desembolsar los S/.35.9 millones a su nuevo acreedor, es decir, algunas horas del martes 27, el miércoles 28, el jueves 29 y el viernes 30 de diciembre. El sábado 31 y el domingo 1 de enero del nuevo año 2006 nadie laboró, y tampoco el lunes 2 porque el gobierno decretó feriado no laborable.
El martes 3, cuando el sector público volvió a sus labores, ya estaba listo el primer comprobante de pago Nº 2006-000001 a nombre de Comunicore por S/. 4’087,915.98, y el miércoles 4 salió el segundo comprobante Nº 2006-000002 por S/.20’617,063.26. Casi S/.25 millones. Los 10 millones de soles restantes fueron pagados en las cuatro semanas siguientes, seguramente a medida que la municipalidad hacía caja para completar los S/.35.9 millones.
Toda esta velocidad es, sin duda, digna de toda sospecha.
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